Construida hace más de 70 años, la ballenera de Quintay cobró una vital importancia en la actividad económica del país al convertirse en la planta más grande en Chile.

Su funcionamiento terminó en 1967 y, según señala la Universidad Andrés Bello a cargo del rescate patrimonial, la empresa Indus capturaba más de 1.600 ballenas anuales, produciendo cerca de 5.000 toneladas de aceite en el mismo periodo.

Tras varios años de trabajo académico en conjunto con la comunidad, las dependencias de la ballenera recibieron la calidad de monumento histórico nacional por parte del Consejo de Monumentos Nacionales.

“Esta distinción es el primer monumento histórico marítimo industrial que existe en Chile”, señaló la UNAB a través de un comunicado.

La casa de estudios posee su campos desde hace 21 años en el citado sector, donde instaló su Centro de Investigación Marina (Cimarq-Quintay) en la extensión de tres concesiones marítimas y junto a la caleta de pescadores.