Al menos dos personas fallecieron por una de las peores tormentas que ha descargado sobre la costa del Pacífico de Estados Unidos en los últimos años y que este viernes afectaba el sur de California, provocando deslizamientos de rocas y dejando a miles de personas sin luz.

Una persona sin hogar y un niño se convirtieron en las primeras víctimas al fallecer el jueves por la caída de árboles como consecuencia de los vientos huracanados en el estado de Oregon, que también sufrió los efectos de la tempestad, según la prensa local.

La tormenta se desplazó durante la madrugada del viernes hacia el sur a las áreas de Los Ángeles y San Diego, donde el Servicio Nacional de Meteorología estadounidense ha emitido varias alertas por inundaciones, fuertes rachas de viento y gran oleaje.

Los bomberos rescataron a un sin techo que había caído al río Los Ángeles y buscaban a un desaparecido, tras recibir una llamada informando de que dos personas habían trepado a unos árboles para no sucumbir a la fuerte corriente del cauce.

En pocas horas, durante la madrugada, cayeron entre 2,5 y 5 centímetros de agua en la costa y el valle, y entre 5 y 10 centímetros en zonas montañosas.

Al menos 23.000 abonados permanecían sin electricidad en la zona de Los Ángeles, según el departamento de luz y agua del condado, quien adelantó que tardará unas 12 horas en restablecer totalmente el servicio.

La Compañía del Gas y la Electricidad del Pacífico (PG&E, en inglés) dijo a la AFP que al menos 450.000 clientes del norte y el centro de California vuelven a tener luz desde el inicio de la tormenta el miércoles, lo que significa el 94% de sus clientes.

Los estragos de la tormenta también afectaron Oregon y Washington, así como la costa pacífica de Canadá, donde más de 70.000 viviendas se quedaron sin energía tras caer más de 12 centímetros de lluvias.

Enterrados por las piedras

Los vecinos de unas 125 viviendas de Camarillo Springs, a un par de horas al oeste de Los Ángeles, fueron evacuados por el deslizamiento de piedras, que llegó a enterrar casi por completo varias casas.

Los servicios de emergencias tuvieron que rescatar a una pareja de ancianos y a su cuidador, que habían quedado atrapados en la cocina de su residencia por las rocas, según imágenes del diario Los Angeles Times.

Los habitantes de Glendora, al este de Los Ángeles, también abandonaron sus hogares por los aludes de barro, debido a la vulnerabilidad de los terrenos tras los incendios que afectaron esta población hace poco, constató la AFP.

“Nos obligaron a evacuar nuestras cosas esta noche”, dijo a la AFP Denise Godinez.

“El barro llegó a nuestras rodillas”, señaló la mujer, explicando que las autoridades cerraron varias calles adyacentes a su domicilio.

Las lluvias, que han cesado en el norte de California, han provocado inundaciones y obligaron a las autoridades estatales a mantener cerradas escuelas y carreteras.

Según datos del departamento de tráfico californiano, entre las 00H00 y las 10H00 locales (08H00 y 18H00 GMT) se registraron 239 accidentes en el condado de Los Ángeles, cinco veces más que los verificados en el mismo periodo de la semana pasada.

La Cruz Roja estadounidense, en colaboración con organizaciones locales, abrió refugios de emergencia para dar comida y alojamiento a los más afectados por la tormenta.

Los expertos señalan que estas lluvias no aliviarán la intensa sequía que afecta California desde hace años.

Un portavoz del Servicio Nacional de Meteorología, Todd Morris, explicó a la AFP que se necesitarían entre cinco y seis tormentas más de esta intensidad para notar una mejoría.

La profesora Stephanie Pincetl, de la universidad UCLA, afirmó de su lado que deberían registrarse varios años seguidos de fuertes lluvias para superar la sequía.