El temido Hagupit, tifón rebajado a tormenta tropical, que barrió Filipinas de este a oeste tres días, dejó 27 muertos, pero los millones de habitantes de Manila pudieron respirar este martes tras el paso de la depresión cerca de la capital, que salió bastante bien parada.

La mayoría de los decesos, según le último balance de la Cruz Roja, se registraron en la extremidad sur del archipiélago, en la isla de Samar, primera zona de impacto del tifón, donde tocó tierra el sábado con vientos de 210 km/h.

El balance humano debería agravarse a medida que los socorristas lleguen a las regiones aisladas de Samar y otras provincias orientales, indicó a la AFP el presidente de la Cruz Roja filipina, Richard Gordon.

Hagupit perdió fuerza a su paso por el centro del país, rebajado a tormenta tropical, y pasó cerca de Manila la noche del lunes al martes sin aportar el anunciado diluvio. 

Decenas de miles de personas, en particular las más pobres de la capital, que viven en arrabales cerca del mar, pasaron la noche en albergues instalados por las autoridades tras una vasta operación de evacuación de esta megápolis de 12 millones de habitantes. 

El aeropuerto de Manila suspendió decenas de vuelos comerciales. Escuelas, la Bolsa y numerosas oficinas permanecieron cerradas.

Hasta el momento el tifón Hagupit resulta menos destructor de lo que se temía, sobre todo en comparación con Haiyan, que el 8 de noviembre de 2013 había causado más de 7.350 muertos en el este del país.

Hagupit, el tifón más fuerte de este año, destruyó miles de viviendas en localidades aisladas, inundó numerosas ciudades, derribó postes eléctricos y causó deslizamientos de terreno que cortaron las carreteras.

Hagupit acabará de cruzar las 7.100 islas que conforman el archipiélago este martes, pero el gobierno considera que el gigantesco plan de evacuación preventivo organizado desde el viernes pasado había salvado numerosas vidas.

En Tacloban, una localidad de 220.000 habitantes que fue una de las más afectadas por el tifón de 2013, no hubo víctimas. “Hubo un suspiro colectivo de alivio. Estábamos mejor preparados después de Yolanda”, nombre filipino de Haiyan, dijo Jerry Yaokasin, el alcalde adjunto.

El presidente Benigno Aquino tuvo que anular su desplazamiento a Corea del Sur, donde debía participar el jueves y viernes próximos en una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).

Filipinas, un país en desarrollo de 100 millones de habitantes, registra anualmente un promedio de veinte tifones.

Por su situación geográfica, el archipiélago es la primera masa terrestre importante que encuentran los tifones que se forman en el océano Pacífico pero los científicos estiman que la virulencia de las tormentas y tifones se debe al cambio climático de los últimos años.

El director ejecutivo de Greenpeace, Kumi Naidoo, lanzó un llamado a los delegados que participan en la conferencia de Lima sobre el clima a adoptar medidas eficaces para luchar contra el cambio climático. 

Kumi Naidoo instó a los negociadores presentes en la conferencia de Lima a ponerse de acuerdo. “La naturaleza no negocia. Debemos despertarnos. El tiempo apremia”, dijo Naidoo.