El alcalde de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció este viernes la renuncia de su secretario de Seguridad Pública en medio de fuertes críticas por la actuación de su policía en las recientes protestas por la desaparición de 43 estudiantes.

“He recibido la renuncia del secretario de Seguridad Pública de esta capital”, informó el edil, elegido por el izquierdista PRD (Partido de la Revolución Democrática), en un escueto mensaje a medios en el que no reveló los motivos de la salida.

El secretario Jesús Rodríguez Almeida llevaba en el puesto desde el inicio de la administración de Mancera, que este viernes cumple dos años.

Entre otros cargos, Rodríguez Almeida, un doctor en Derecho de 43 años, fue fiscal capitalino en reemplazo del propio Mancera, cuando este último se postuló para la alcaldía.

Ciudad de México ha sido escenario en los últimos meses de multitudinarias protestas por la desaparición y presumible masacre de los 43 estudiantes, en el estado de Guerrero, y algunas de ellas han acabado con disturbios protagonizados por pequeños grupos que han llegado a enfrentarse a la policía.

Entre otros actos vandálicos, estos grupos han intentado derribar e incendiar la puerta principal del emblemático palacio nacional, en la neurálgica plaza del Zócalo, y destruido decenas de comercios y sucursales bancarias del centro capitalino.

No obstante, la mayoría de los manifestantes detenidos por la policía en estas marchas fueron liberados después por falta de pruebas, entre ellos el chileno Lawrence Maxwell.

Organizaciones de la sociedad civil han denunciado que policías han cometido agresiones indiscriminadas contra activistas, periodistas y otros ciudadanos en las manifestaciones.

“Es preocupante que elementos de seguridad pública, siendo garantes de los derechos humanos, sean los principales agresores de civiles que ejercen su derecho a la protesta de manera pacífica”, alertó esta semana Artículo 19, una ONG internacional de defensa de la libertad de expresión.

Las protestas en Ciudad de México exhiben la indignación sin precedentes por los ataques, el 26 de septiembre pasado, de policías de la ciudad de Iguala (Guerrero, sur) contra estudiantes, en los que desaparecieron 43 jóvenes.

Según las investigaciones, los policías entregaron a los 43 estudiantes a sicarios del narcotráfico que los habrían asesinado e incinerado sus cadáveres, una versión que los padres de los jóvenes se niegan a creer hasta que se les presenten pruebas científicas.