El Gobierno responsabilizó de los malos resultados en las encuestas al momento económico que enfrenta el país, como también a los problemas que han surgido en los servicios básicos de las familias, como el transporte público. Tras hacerse públicos los resultados, la presidenta Bachelet decidió suspender las actividades que realizaba en el Bío Bío para regresar a Santiago donde materializó una reunión con el titular del Interior Rodrigo Peñailillo, lo que generó un vendaval de especulaciones que obligó a tener que salir a desmentir un eventual cambio de gabinete.

Un duro día tuvo ayer miércoles la presidenta Michelle Bachelet y en general del Gobierno, luego que conocieran los resultados del sondeo de opinión que elaboró el Centro de Estudios Públicos y que la dejaron con un 38% de aprobación a la autoridad.

Golpe que la mandataria conoció primero, ya que el CEP envió – como es tradición – los resultados de su encuesta casi 3 horas antes de hacerlos públicos.

Análisis que llevaron a que oficialmente el Gobierno a través de su portavoz, Álvaro Elizalde, saliera a explicar que el resultado pasaría por el escenario de desaceleración económica y los diversos problemas en el transporte público que han afectado al país en los últimos meses.

Quien entregó una opinión franca sobre el momento que vive el Ejecutivo, fue el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, el cual reconoció que afectan las bajas cifras. No obstante, dijo que están trabajando para revertirla.

Pero mientras estos análisis se hacían en el Palacio presidencial y en los distintos ministerios, la jefa de Estado aterrizaba en la región del Bío Bío para cursar su tercera visita a la zona desde que llegó a La Moneda.

La primera parada fue la comuna de Penco donde inauguró un jardín infantil. En ese contexto y en clara señal comunicacional de lo que ocurría en el clima político por los magros resultados, Bachelet defendió su programa de gobierno, en especial la reforma educacional.

Hasta ahí la señal que se buscaba era de tranquilidad y serenidad. Pero todo cambió cuando la presidenta Bachelet durante un consejo económico regional, decidió abruptamente terminar la gira en el Bío Bío y con ello cancelar su visita a Lebu, provincia de Arauco, donde iría a inspeccionar las obras del Parque del Carbón.

La explicación, que incluso entregó en ese minuto la propia mandataria, fue que retornaba a una reunión en La Moneda, sin dar mayores detalles, especialmente cuando esta se agendaba a horas de conocer las malas cifras de la encuesta CEP.

Este inesperado regreso generó una serie de especulaciones, alimentadas por el secretismo que impone la jefa de Estado. Entre los motivos, y que todo indica habría sido el gatillante, se cuentan informes de seguridad de Carabineros que recomendaron no viajar a Lebu ante incendios forestales intencionales, amenazas de movilización y funa de profesores y pescadores.

La segunda tuvo relación directa con que llegaría a Santiago para resolver junto al ministro Rodrigo Peñailillo un ajuste de gabinete para los próximos días, lo que motivó gran expectación incluyendo la incertidumbre incluso entre las propias autoridades sectoriales.

Sobre este último punto, lo cierto es que Bachelet estuvo cerca de 2 horas y 30 minutos con Rodrigo Peñailillo, ingresando en los últimos minutos el vocero de Gobierno Álvaro Elizalde. Este último debió salir a descomprimir el ambiente.

Pero lo cierto es que el movimiento en general de la Presidenta fue extraño, lo que generó también roces en el segundo piso de La Moneda, gatillando cuestionamientos directos al equipo de programación e incluso algunas críticas al gabinete por la forma en que se llevó la agenda y las señales erróneas, según ellos, entregadas.