Los observadores inteligentes han tomado nota de que China y Rusia han estado comprando grandes cantidades de oro. Y que, además de las onzas de oro compradas oficialmente, han adquirido toneladas de oro a través de discretos operadores internacionales, e incluso, han comprado a vendedores clandestinos.

Se sabe además que la manipulación artificiosa del precio del oro ha comenzado a fallar, mientras se generaliza la desconfianza por la economía occidental y la confiabilidad de las monedas occidentales, el euro, el dólar, la libra esterlina, el franco suizo y el yen japonés.

Ya la más robusta de las economías de Europa, la de Holanda, en forma muy disimuladita, se las ingenió para repatriar las 122 y media toneladas de oro, con un valor de casi 6 mil millones de euros, que estaban depositadas en Nueva York.

Muchos suponen que Holanda alcanzó a darse cuenta a tiempo de que venía un problema muy serio con el oro, y actuó cuando todavía era tiempo. Alemania fue más lerda y terminó diciendo “verdes están las uvas”.

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