“Percy, Trozos y Trazos”; las memorias aventureras del creador de Pepe Antártico

Detalle de la portada de Percy, Trozos y Trazos
Detalle de la portada de Percy, Trozos y Trazos
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Percy Eaglehurst, uno de los grandes dibujantes chilenos del siglo pasado, devela junto con su hijo Alan, una vida poblada de anécdotas en las que el humor, pese a las tragedias, juega un rol preponderante.

“La tarde siguiente, mientras el tranvía me conducía lleno de aprehensiones hacia el diario, seguía barajando nombres. Mi decisión oscilaba entre Pepe y José, con el apellido Fresco. Me bajé en la esquina de los Gobelinos y de ahí caminé hacia el diario, ubicado al costado del Teatro Municipal.

De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos por una serie de arcos de triunfo instalados en la calle (…) La Municipalidad de Santiago los había levantado en el camino que debía recorrer dentro de algunas horas el Presidente de Chile, Gabriel González Videla, quien regresaba desde la Antártica.(…) Cada arco tenía la frase ‘Bienvenido desde la Antártica’. De repente asocié mi caricatura con la Antártica y me dije ‘Pepe Antártico’…”

El libro “Percy, Trozos y Trazos” de la colección Ilustrados de RIL Editores, da cuenta de la azarosa existencia de PercyEaglehurst, creador de Pepe Antártico una de las tiras cómicas más importantes de la historia de la prensa de Chile en gran parte del siglo XX.

El texto narra una serie de anécdotas del dibujante, recuerdos de su padre y de su infancia en una lejana y atrasada Antofagasta, sus primeros pasos como estudiante de Construcción Civil de la Universidad de Chile, como dibujante de publicidad en diarios como Las Noticias de Última Hora, y La Tercera, además de su rol en la Dirección de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado, en los días previos y posteriores al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

En la obra, Percy trae a la vida un sinfín de anécdotas que a la larga forjaron un talento innato, que le ha sacado más de una sonrisa a generaciones de chilenos desde 1947 hasta ahora, por casi 70 años.

Y quizás el punto más fuerte del texto, es que es posible conocer, desde primera fuente, el rico mundo de la educación pública y la cultura popular chilena, presente en el país antes de la llegada de la dictadura, como también cada uno de estos bastiones formadores de chilenos, quienes desde la educación, el mundo de las letras o los medios de comunicación, ayudaban a construir un país cercano, solidario, austero y republicano.

“… Un día llegó a la oficina un señor solicitando el apoyo para un proyecto. Tenía un negocio llamado “Casanova”, que se incendió y quería convertirlo en un teatro de variedades. Él quería apoyo visual para la presentación de este espectáculo junto a varios proyectos más. Se trataba de Antonio Felis Peña, cuyo nombre artístico era “Buddy Day”, uruguayo avecindado en Chile, que manejó el BimBamBum por varios años. (…) Pasaron por el BimBamBum grandes artistas nacionales y extranjeros, que trabajaban en tres funciones diarias, matinée, vermut y noche. Tal fue su éxito que comenzaron a aparecer los imitadores. Llegó el período de convulsión política que terminó con la intervención de las Fuerzas Armadas suspendiendo la mayoría de los espectáculos públicos debido al toque de queda”.

Uno de los atractivos más importantes de “Percy, Trozos y Trazos” es la gran cantidad de anécdotas que poblaron la vida de este artista visual. Desde pequeño tuvo un carácter aventurero que dio origen a muchos de los pasajes de este libro, los cuales permiten al lector mantener su atención respecto al texto.

“Cuando uno es chico, generalmente busca en qué entretenerse. A mí jamás me faltó imaginación para hacerlo. Vivíamos en Antofagasta en una casa muy grande de dos pisos, la que estaba frente a una plaza. Cercana a ella había unos terrenos baldíos donde nos gustaba jugar y, junto con mi amigo Murillo, nos dedicábamos a cazar ratones.

Pareciera que esto no es nada de entretenido, pero lo que hacíamos con los ratones sí que lo era. Una vez cazado el ratón, nos íbamos a mi casa y buscábamos un lindo papel de regalo, que siempre mi mamá o mi tía guardaban. Envolvíamos cuidadosamente y de la mejor forma al ratón y hecho esto, lo depositábamos en un banco de la plaza del frente. Corríamos al segundo piso de mi casa y nos instalábamos en uno de los balcones a observar expectantes y sigilosos el destino que tendría la sorpresa que habíamos dejado en el escaño”.

Sin embargo, uno de los grandes problemas que presentan las memorias de Percy, es quizás su falta de empatía con quienes padecieron los rigores del Golpe de Estado de 1973. Esta actitud es patente con algunos pasajes del libro en los que describe a personajes cercanos al caricaturista, que lo pasaron muy mal a inicios de la dictadura.

“Pasaron largos años, los que por lógica me apartaron del ámbito familiar y de mis amistades, entre ellas, Mario Bahamondes. Gracias a su gran capacidad pedagógica y sus vastos méritos, llego a ser rector de la primera universidad creada en provincia. Hombre de cátedra y profundos principios filosóficos, no dudaba en exponer abiertamente sus ideas.

Pero, sin saberlo aún, todos nosotros estábamos inmersos en un proceso de radicalización política que finalmente condujo al país a los excesos y a la violencia que todos conocemos. El resultado inevitable fue un régimen de fuerza que trazó un muro de contención que nos dividió aún más entre amigos y enemigos.

Mario Bahamondes estuvo entre las víctimas. Los partidarios del nuevo gobierno lo consideraron “peligroso” y sin tener de qué culparlo, lo dejaron recluido en sus propia casa, hasta donde no llegó la ayuda de nadie porque los hermanos de las logias tenían que resolver su propio frente interno”.

Así también en la obra tienen cabida el dolor y las tragedias personales, entre las que se destacan la prematura muerte de su hijo del mismo nombre, como también el atentado que sufrió su hogar en 1985, en el que un artefacto explosivo detonó en su interior, ubicado a metros del Instituto Superior de Carabineros, destruyendo el inmueble y causando la muerte de quien lo manipulaba.

Ya sea en las alegrías y en las tragedias, el lenguaje de Percy(quien mientras terminaba el libro falleció en 2013, y cuya edición la finalizó su hijo menor, Alan) es el de un hombre profundamente agradecido de la vida. Desde su particular visión de la historia fue un testigo privilegiado de las grandes transformaciones sociales, y de cómo Chile llegó a ser el país que es actualmente. Ese es un gran mérito para un libro con las memorias de uno de los artistas y hombre de letras más importantes de la historia reciente de nuestro país.

741.50 E
Eaglehurst Paredes, Alan
Trozos y Trazos de Percy /Alan Eaglehurst Paredes
Santiago RIL Editores 2014
224 p. 21 cm
ISBN: 978-956-01-0105-1

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Percy Eaglehurst, uno de los grandes dibujantes chilenos del siglo pasado, devela junto con su hijo Alan, una vida poblada de anécdotas en las que el humor, pese a las tragedias, juega un rol preponderante.

“La tarde siguiente, mientras el tranvía me conducía lleno de aprehensiones hacia el diario, seguía barajando nombres. Mi decisión oscilaba entre Pepe y José, con el apellido Fresco. Me bajé en la esquina de los Gobelinos y de ahí caminé hacia el diario, ubicado al costado del Teatro Municipal.

De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos por una serie de arcos de triunfo instalados en la calle (…) La Municipalidad de Santiago los había levantado en el camino que debía recorrer dentro de algunas horas el Presidente de Chile, Gabriel González Videla, quien regresaba desde la Antártica.(…) Cada arco tenía la frase ‘Bienvenido desde la Antártica’. De repente asocié mi caricatura con la Antártica y me dije ‘Pepe Antártico’…”

El libro “Percy, Trozos y Trazos” de la colección Ilustrados de RIL Editores, da cuenta de la azarosa existencia de PercyEaglehurst, creador de Pepe Antártico una de las tiras cómicas más importantes de la historia de la prensa de Chile en gran parte del siglo XX.

El texto narra una serie de anécdotas del dibujante, recuerdos de su padre y de su infancia en una lejana y atrasada Antofagasta, sus primeros pasos como estudiante de Construcción Civil de la Universidad de Chile, como dibujante de publicidad en diarios como Las Noticias de Última Hora, y La Tercera, además de su rol en la Dirección de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado, en los días previos y posteriores al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

En la obra, Percy trae a la vida un sinfín de anécdotas que a la larga forjaron un talento innato, que le ha sacado más de una sonrisa a generaciones de chilenos desde 1947 hasta ahora, por casi 70 años.

Y quizás el punto más fuerte del texto, es que es posible conocer, desde primera fuente, el rico mundo de la educación pública y la cultura popular chilena, presente en el país antes de la llegada de la dictadura, como también cada uno de estos bastiones formadores de chilenos, quienes desde la educación, el mundo de las letras o los medios de comunicación, ayudaban a construir un país cercano, solidario, austero y republicano.

“… Un día llegó a la oficina un señor solicitando el apoyo para un proyecto. Tenía un negocio llamado “Casanova”, que se incendió y quería convertirlo en un teatro de variedades. Él quería apoyo visual para la presentación de este espectáculo junto a varios proyectos más. Se trataba de Antonio Felis Peña, cuyo nombre artístico era “Buddy Day”, uruguayo avecindado en Chile, que manejó el BimBamBum por varios años. (…) Pasaron por el BimBamBum grandes artistas nacionales y extranjeros, que trabajaban en tres funciones diarias, matinée, vermut y noche. Tal fue su éxito que comenzaron a aparecer los imitadores. Llegó el período de convulsión política que terminó con la intervención de las Fuerzas Armadas suspendiendo la mayoría de los espectáculos públicos debido al toque de queda”.

Uno de los atractivos más importantes de “Percy, Trozos y Trazos” es la gran cantidad de anécdotas que poblaron la vida de este artista visual. Desde pequeño tuvo un carácter aventurero que dio origen a muchos de los pasajes de este libro, los cuales permiten al lector mantener su atención respecto al texto.

“Cuando uno es chico, generalmente busca en qué entretenerse. A mí jamás me faltó imaginación para hacerlo. Vivíamos en Antofagasta en una casa muy grande de dos pisos, la que estaba frente a una plaza. Cercana a ella había unos terrenos baldíos donde nos gustaba jugar y, junto con mi amigo Murillo, nos dedicábamos a cazar ratones.

Pareciera que esto no es nada de entretenido, pero lo que hacíamos con los ratones sí que lo era. Una vez cazado el ratón, nos íbamos a mi casa y buscábamos un lindo papel de regalo, que siempre mi mamá o mi tía guardaban. Envolvíamos cuidadosamente y de la mejor forma al ratón y hecho esto, lo depositábamos en un banco de la plaza del frente. Corríamos al segundo piso de mi casa y nos instalábamos en uno de los balcones a observar expectantes y sigilosos el destino que tendría la sorpresa que habíamos dejado en el escaño”.

Sin embargo, uno de los grandes problemas que presentan las memorias de Percy, es quizás su falta de empatía con quienes padecieron los rigores del Golpe de Estado de 1973. Esta actitud es patente con algunos pasajes del libro en los que describe a personajes cercanos al caricaturista, que lo pasaron muy mal a inicios de la dictadura.

“Pasaron largos años, los que por lógica me apartaron del ámbito familiar y de mis amistades, entre ellas, Mario Bahamondes. Gracias a su gran capacidad pedagógica y sus vastos méritos, llego a ser rector de la primera universidad creada en provincia. Hombre de cátedra y profundos principios filosóficos, no dudaba en exponer abiertamente sus ideas.

Pero, sin saberlo aún, todos nosotros estábamos inmersos en un proceso de radicalización política que finalmente condujo al país a los excesos y a la violencia que todos conocemos. El resultado inevitable fue un régimen de fuerza que trazó un muro de contención que nos dividió aún más entre amigos y enemigos.

Mario Bahamondes estuvo entre las víctimas. Los partidarios del nuevo gobierno lo consideraron “peligroso” y sin tener de qué culparlo, lo dejaron recluido en sus propia casa, hasta donde no llegó la ayuda de nadie porque los hermanos de las logias tenían que resolver su propio frente interno”.

Así también en la obra tienen cabida el dolor y las tragedias personales, entre las que se destacan la prematura muerte de su hijo del mismo nombre, como también el atentado que sufrió su hogar en 1985, en el que un artefacto explosivo detonó en su interior, ubicado a metros del Instituto Superior de Carabineros, destruyendo el inmueble y causando la muerte de quien lo manipulaba.

Ya sea en las alegrías y en las tragedias, el lenguaje de Percy(quien mientras terminaba el libro falleció en 2013, y cuya edición la finalizó su hijo menor, Alan) es el de un hombre profundamente agradecido de la vida. Desde su particular visión de la historia fue un testigo privilegiado de las grandes transformaciones sociales, y de cómo Chile llegó a ser el país que es actualmente. Ese es un gran mérito para un libro con las memorias de uno de los artistas y hombre de letras más importantes de la historia reciente de nuestro país.

741.50 E
Eaglehurst Paredes, Alan
Trozos y Trazos de Percy /Alan Eaglehurst Paredes
Santiago RIL Editores 2014
224 p. 21 cm
ISBN: 978-956-01-0105-1