Una fábrica de destrucción de armas químicas construida por Japón en China comenzó a neutralizar este lunes el mayor stock de municiones abandonadas por el ejercito imperial japonés al final de la Segunda Guerra Mundial.

La estructura empezó a funcionar en la región de Harbaling, en el nordeste de China, donde se localizó el lugar más importante de enterramiento de armas químicas dejadas por los militares japoneses, señaló a la AFP en Tokio un responsable del gobierno japonés.

Las instalaciones de destrucción funcionan con mano de obra china y japonesa, en uno de los pocos ejemplos de cooperación entre los dos países en el tema sensible de las responsabilidades de Tokio por su papel durante la guerra.

“El abandono de estas armas representa uno de los crímenes más graves cometidos por los invasores militaristas japoneses durante la invasión de China”, afirmó un responsable chino no identificado, citado el domingo por la agencia de prensa china Xinhua.

China y Japón firmaron la Convención de Naciones Unidas sobre la Prohibición de las Armas Químicas en 1997. Dos años después, los dos países firmaron un memorándum en el que Japón se comprometía a proporcionar los fondos, los equipos y el personal necesario para la excavación y la destrucción de todas las armas químicas abandonadas en China antes de 2007. Desde entonces, este plazo fue prorrogado.

Se han repertoriado armas químicas abandonadas por Japón en varias decenas de lugares de China, lo que supone un peligro real para la seguridad de la población y el medioambiente locales.

Japón llevó a cabo en el pasado, en cooperación con China y conforme a las disposiciones de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OACI), operaciones de excavación y de recuperación de armas químicas.

Una vez recuperadas, estas armas fueron a menudo almacenadas en depósitos provisionales en China.

El proceso de destrucción será largo y complejo: la mayoría de las municiones, de calibres diferentes, están corroídas. Algunas están deformadas y es por lo tanto difícil desmontarlas.