El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció este lunes la renuncia de su secretario de Defensa, Chuck Hagel, en medio de presuntas discrepancias sobre el esfuerzo de Washington contra el Estado Islámico en Irak y Siria.

La decisión de la renuncia de Hagel “no ha sido tomada fácilmente y yo considero que tuve una suerte extraordinaria por haberlo tenido a mi lado durante dos años”, dijo Obama en un breve discurso en la Casa Blanca.

Hagel, un veterano de Vietnam, reticente a comprometer al ejército estadounidense en los conflictos, había llegado a la cabeza del Pentágono al inicio del segundo mandato de Obama, en enero de 2013, con el enorme desafío de planificar y administrar la salida de las tropas de combate estadounidenses de Afganistán.

Pero el lanzamiento, a principios de agosto, de una campaña de bombardeos aéreos contra los yihadistas del Estado Islámico primero en Irak y luego en la vecina Siria, cambió profundamente el esquema.

“He presentado mi renuncia al presidente”, expresó Hagel junto a Obama, a quien se refirió como un “amigo”.

En su discurso, Obama aseguró que Hagel “ha estado en el barro” como soldado y por ello logró una identificación poco común con la tropa.

Sin embargo, dijo Obama, hace un mes ambos mantuvieron una conversación y en la charla “quedó decidido que (…) era el momento apropiado para que él complete su servicio”.

Hagel se mantendrá en el cargo hasta que Obama nombre a un sucesor y éste sea confirmado por el Senado.

Michele Flournoy, una ex subsecretaria de Defensa, figura entre los nombres más frecuentemente citados para reemplazarlo.

También circulan en Washington los nombres del senador demócrata Jack Reed, ex integrante de una unidad de paracaidistas, y Ashton Carter, otro ex alto funcionario del Departamento de Defensa.

Discrepancias con el gobierno

Obama y Hagel presentaron la decisión como de mutuo acuerdo, pero funcionarios sugirieron que su salida fue forzada, mientras que críticos del presidente subrayaron la frustración de Hagel.

Según funcionarios estadounidenses citados por el diario The New York Times, la decisión de Obama de prescindir de Hagel está ligada al deseo del presidente de hallar un nuevo perfil a la cabeza del Pentágono para llevar a cabo la operación militar en Irak y Siria. 

“Los próximos dos años demandarán un diferente tipo de enfoque”, dijo uno de ellos bajo condición de anonimato.

Pero un funcionario del Congreso versado en temas de seguridad nacional descartó que la salida haya sido forzada. “Hagel renunció”, dijo a la AFP .”Estaba en desacuerdo con el gobierno”, agregó.

Menos carismático que su predecesor Leon Panetta, a veces confuso en sus conferencias de prensa, y dando en ocasiones la impresión de sufrir las decisiones en vez de marcar la pauta, Hagel lo tuvo difícil para hallar un lugar en el círculo íntimo del mandatario estadounidense.

“Yo sé que él estaba muy, muy frustrado”, dijo el senador republicano John McCain, muy crítico de la política exterior de Obama.

McCain, él mismo un veterano de Vietnam, señaló que la Casa Blanca “no tiene estrategia” para combatir al Estados Islámico y que Hagel nunca pudo entrar a la esfera de toma de decisiones de la administración de Obama.

La experiencia de Hagel era similar a la de sus antecesores, Robert Gates y Leon Panetta, quienes luego de abandonar sus cargos denunciaron la intromisión en los asuntos militares por parte de altos funcionarios en la Casa Blanca.

Hagel, el único integrante del opositor Partido Republicano en el gabinete de Obama, había desafiado la estrategia del gobierno hacia Siria en un memo de dos páginas en el que pidió una postura más energética frente al presidente sirio Bashar al Asad, dijeron sus asistentes recientemente.

En sitios web yijadistas, simpatizantes del Estados Islámico cantaron “victoria” contra Hagel, señalando que había sido expulsado por sus avances contra las tropas aliadas en el campo de batalla.

Cuando era senador, Hagel votó a favor de la invasión a Irak en 2003, pero posteriormente se tornó crítico de la forma en que se resolvió el conflicto.

Tuvo además que administrar desde el Pentágono la aplicación de una drástica reducción presupuestaria.