Irán endureció su posición en las negociaciones sobre su programa nuclear con las grandes potencias que tienen lugar en Viena, donde este jueves se espera la llegada del secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

El jefe de la Organización Iraní de la Energía Atómica (OIEA), Alí Akbar Salehi, advirtió que su país no cederá sobre el reactor de Arak, al sudeste de Teherán.

“En lo referente a Arak, dijimos que estábamos dispuestos a diseñarlo de tal manera que desapareciera la preocupación”. “Este tema está solucionado hasta cierto punto en el aspecto técnico y no ha lugar a negociaciones adicionales”, declaró.

Pese a estas declaraciones, Kerry, que se halla en París, viajará por la noche a Viena para unirse a las negociaciones, confirmó un comunicado del departamento de Estado de Estados Unidos.

Irán ya había anunciado cambios en este reactor de agua pesada en construcción para limitar la producción de plutonio, pero los países occidentales quieren que abandone definitivamente el proyecto.

El reactor de agua pesada de Arak, situado a 240 km al sudoeste de Teherán, es uno de los escollos en las negociaciones nucleares con el grupo 5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia más Alemania), que deben finalizar antes del 24 de noviembre.

Estados Unidos propuso transformarlo en reactor de agua ligera, algo que Teherán rechaza porque asegura que ha sido construido para la investigación.

Los responsables iraníes habían asegurado que el reactor, puesto bajo vigilancia de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), sería modificado para limitar la producción de plutonio a un kilo por año, en vez de los ocho previstos inicialmente.

Según Teherán hacen falta unos diez kilos de plutonio para fabricar una bomba atómica.

Los países del 5+1 sospechan desde 2002 que el programa nuclear civil de Irán apunta a la fabricación de la bomba atómica.

Irán desmintió en reiteradas ocasiones que ese sea el objetivo.

El grupo 5+1 pide una reducción de la capacidad de Irán a cambio de una suspensión de las sanciones que perjudican la economía del país.

Gran Bretaña estimó por su parte que Irán “debe ser mucho más flexible” para que se pueda llegar a un acuerdo.

El jefe de la diplomacia británica dijo que no era optimista con relación a la posibilidad de que se llegue a un acuerdo.

Sin embargo Estados Unidos reafirmó inmediatamente que seguía buscando un acuerdo para la fecha del 24 de noviembre.

En Viena, la ronda de negociaciones iniciada el martes bajo la dirección de la representante europea Catherine Ashton continuaba con encuentros bilaterales y multilaterales.

En París, Kerry se reunió con el príncipe saudita Saud al Fayçal, antes de un encuentro con su homólogo francés, Laurent Fabius, cuyo país es partidario de una línea dura en la negociación con Irán.

Rusia indicó por su lado que la llave del éxito en Viena está en manos de la Casa Blanca.

“Muchas cosas dependen de la visita de Kerry. El acuerdo depende de la voluntad y de la capacidad de Estados Unidos de suspender las sanciones”, declaró el negociador ruso Sergueï Riabkov, antes de que se conocieran las declaraciones iraníes.

Además de mantener la actividad del reactor de Arak, Irán se niega a reducir el ‘stock’ de uranio enriquecido y limitar la capacidad de enriquecimiento. Puntos que los occidentales consideran cruciales por sus posibles dimensiones militares.