Cien comunas del país mantienen a la fecha movilizaciones de docentes y se presume que la cifra aumentará en la medida que las diversas asambleas locales sigan desarrollándose.

En lo que ha sido calificado como una “rebelión” del profesorado chileno, una articulación espontánea determinó proseguir con la paralización pese a la existencia de un acuerdo firmado por la dirección nacional con el Ministerio de Educación.

Dicho entendimiento, suscrito el por el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, es, precisamente, el punto de desencuentro entre la directiva del magisterio y las bases.

Los trabajadores de las aulas del país acusan un ánimo por bajar el movimiento en desmedro de la atención por las demandas y la agenda corta, bastión de la organización.

Votación y molestia

El pasado viernes, el Colegio de Profesores informó que aceptaba la propuesta del Ministerio de Educación, que enfatizaba en dos puntos de los cinco que comprenden la agenda corta.

Por 113 votos a favor, 58 en contra y 12 abstenciones, la asamblea nacional dio visto bueno a la iniciativa del Mineduc y optó, con ello, por poner fin a la amenaza de iniciar un paro indefinido del sector, siguiente paso si es que no se recogían las exigencias de los docentes.

El acuerdo incluyó en lo respectivo a la agenda corta una indicación al proyecto que otorga titularidad a los profesores, descongelamiento del ingreso mínimo y docente -que favorecerá también al sector particular subvencionado- y el envío de una iniciativa para establecer un bono de retiro.

En tanto, el tema del agobio laboral se tratará en la discusión de la Carrera Docente, al igual que la reparación a la Deuda Histórica, para lo que se establecerá una mesa de negociación.

Sin embargo, pese a las expresiones de satisfacción desde la mesa nacional y la cartera de Educación, cientos de profesores del país aseguraron que la votación era cuestionable en su forma y fondo.

“Telefonazo”

Según se ha especulado, la directiva del Colegio de Profesores recibió un llamado telefónico desde el Ministerio de Educación, en el que, eventualmente, se reseñaban los nuevos términos del trato que se proponía. Lo informal del contacto despertó las suspicacias.

En esta línea, Mario Aguilera, pro-secretario general del magisterio, aseguró a Radio Bío Bío que las asambleas no aceptaron bajar la movilización porque es un acuerdo que no los representa para nada. “El origen del problema tiene que ver con un muy mal procedimiento del Ministerio de Educación, y la respuesta que da es a través de un llamado telefónico, es algo impresentable, una falta de respeto que no se condice con la fuerza que había tenido el movimiento”, recalcó.

“Hubo una decisión errónea de la asamblea nacional y la base no ha aceptado el acuerdo que se firmó por Jaime Gajardo el lunes”, agregó.

“Pareciera que hubo temor a que la base rechazara el acuerdo si se le consultaba, y para no correr el riesgo se tomó una decisión en la asamblea nacional, imponiendo una mayoría que es proclive a Gajardo, militantes de la Nueva Mayoría la mayor parte”, sostuvo Aguilar.

En vista de lo anterior, “la gente se rebeló y las asambleas comunales han decidido mantener la movilización”.

La disidencia

Actualmente, las voces en torno a la movilización de los profesores se encuentran fracturadas entre aquellas que subrayan la facultad de la mesa nacional de tomar una decisión como la del lunes pasado y las que desacreditan tal medida.

El secretario general del Colegio de Profesores, Darío Vásquez, calificó de “chantaje” la forma en que el Ministerio de Educación ha negociado, remarcando que la repartición gubernamental es la culpable de la división.

Por su parte Guido Reyes, primer vicepresidente, aseveró que en este acuerdo “inexplicablemente” se resolvió que no era necesario escuchar la voz de las bases del magisterio y que esa incongruencia trajo malestar entre los profesionales.

Ambos coinciden en que urge un pronunciamiento oficial del ministro Nicolás Eyzaguirre, mientras que el paro indefinido sigue tomando fuerza en las regiones del país.