Estados Unidos reconoció de nuevo este miércoles ante el comité de la ONU contra la tortura que “cruzó el límite” en el tratamiento a sus prisioneros en los años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001.

“Estados Unidos está orgulloso de su papel en el respeto, la promoción y la defensa de los derechos humanos y de la primacía del derecho, tanto en su país como en todo el mundo”, dijo la representante jurídica del gobierno estadounidense, Mary McLeod, frente a los diez miembros del Comité sobre la Tortura de Ginebra.

“Pero tras los ataques del 11 de septiembre, lamentablemente, no siempre respetamos nuestros propios valores”, afirmó. “Cruzamos el límite y asumimos nuestra responsabilidad”, añadió, citando las palabras del presidente Barack Obama. 

McLeod forma parte de una delegación de treinta altos funcionarios estadounidense que están en Ginebra para responder durante dos días a las cuestiones del Comité, que examina el caso de Estados Unidos por primera vez desde 2006.

Tras la elección del presidente Obama, Washington admitió que la “guerra contra el terror” iniciada por su antecesor, el presidente Georges W.Bush, había llevado a cometer abusos.

“Admitimos que ninguna nación es perfecta y la nuestra tampoco”, dijo por su parte Keith Harper, embajador de Estados Unidos ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Los miembros del Comité también preguntaron a la delegación estadounidense porque sigue abierta la prisión de Guantánamo, donde hay numerosos prisioneros sin cargos y que no han sido juzgados.

También denunciaron la falta de compensaciones para las víctimas de abusos cometidos a principios de los años 2000 por los soldados estadounidenses en la prisión iraquí de Abu Ghraib.