En el frontis de la Catedral de Concepción, integrantes del Movimiento contra la Tortura recordaron la muerte de Sebastián Acevedo Becerra, hombre que se quemó a lo bonzo hace 31 años en ese mismo lugar, exigiendo a la CNI conocer el paradero de sus hijos detenidos por ese órgano represor.

“¡Que la CNI devuelva a mis hijos!” fue el grito desesperado que lanzó Sebastián Acevedo Becerra la tarde del 11 de noviembre de 1983 cuando intentaba saber dónde estaban Galo y María Candelaria, sus hijos, detenidos dos días antes por la CNI, órgano represor de la dictadura.

Un policía intentó reducirlo, pero Acevedo prendió fuego a sus ropas empapadas en combustible y, en lo que se supone fue un acto reflejo, corrió hacía la pileta de la plaza Independencia. Sin embargo, antes cayó desplomado debiendo ser asistido por los taxistas del lugar.

Una vez en el Hospital Regional el diagnóstico fue claro: las quemaduras eran tan graves que el pronóstico de vida era desalentador. No obstante logró hablar con su hija María Candelaria, quien recordó cómo su padre, pese a su estado, la reconoció.

El acto se realizó este martes en el frontis de las Catedral, lugar hasta donde los integrantes del movimiento desplegaron un lienzo y pusieron una placa en el lugar donde Sebastián se inmoló.

El seremi de Justicia, Jorge Cáceres sostuvo que el acto de Acevedo es un hito para que nunca más se repitan este tipo de hechos.

La Comisión Rettig calificó la muerte de Sebastián Acevedo como víctima de la violencia política que Chile vivió en la época.