Tanques y cañones se dirigían este lunes hacia Donetsk, el principal bastión separatista prorruso en el este de Ucrania, y hacían temer una guerra total a pesar de las advertencias occidentales a Rusia.

Periodistas de la AFP vieron varios vehículos blindados y camiones que transportaban cañones. También vieron seis tanques y dos vehículos blindados cerca de Shakhtarsk, a poca distancia del lugar donde en julio fue derribado el vuelo MH17, causando la muerte de 298 personas a las cuales se rendirá homenaje este lunes, durante una ceremonia en Holanda.

En Makiivka, cerca de Donetsk, los periodistas también vieron una columna de 15 camiones sin matrículas, 14 de los cuales transportaban cada uno un cañón de 122 mm. Esos camiones, que se dirigían a Donetsk, estaban cubiertos por lonas, salvo uno en el cual se podían ver cajas de municiones.

Desde el viernes, Kiev denuncia la entrada desde Rusia de tanques y piezas de artillería en dirección al este separatista prorruso y el domingo la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, pidió a Moscú que retirase a sus tropas y que impidiese la llegada de nuevos refuerzos a Ucrania.

La Casa Blanca también manifestó su preocupación el domingo ante la intensificación de los combates en las regiones separatistas y recordó que cualquier intento de los insurgentes de apoderarse de más territorio constituiría una “flagrante violación” de los acuerdos de alto el fuego de septiembre.

En siete meses de conflicto han muerto cerca de 4.000 personas.

Las autoridades ucranianas abrieron el lunes una investigación por “terrorismo” tras la explosión de una bomba que dejó 11 heridos en un bar de Járkov (este de Ucrania) donde se reunían fondos para los soldados ucranianos.

AMSTERDAM RECUERDA LAS VÍCTIMAS DEL MH17

La situación en la zona se ha degradado bruscamente tras las elecciones separatistas del 2 de noviembre, que contribuyeron a minar el proceso de paz iniciado en septiembre por Kiev y los separatistas prorrusos con participación de Moscú y la OSCE.

Rusia, que dijo “respetar” el resultado de esa votación, pidió a Kiev que dialogue con los líderes separatistas pero el gobierno del presidente ucraniano Petro Poroshenko los califica de “terroristas”.

En Donetsk, los disparos de artillería continuaron la noche del domingo, pero con menos intensidad que la noche anterior.

Dada la proximidad de los disparos del centro de la ciudad, es muy probable que los rebeldes estén disparando, a partir de posiciones situadas en las afueras de Donetsk, contra las fuerzas ucranianas cerca del aeropuerto, donde se registran intensos combates desde hace meses.

También había combates en Nikishine, a 15 km de Grabove, donde cayeron los restos del avión que hacía el trayecto de Amsterdam a Kuala Lumpur, derribado el 17 de julio pasado por un misil disparado desde la zona controlada por los separatistas.

Holanda, que perdió a 193 de sus ciudadanos y está encargada de la investigación, organiza una gran ceremonia a la cual asistirán en Amsterdam unos 1.600 allegados de las víctimas, el primer ministro Mark Rutte y la pareja real holandesa.

Cinco féretros adicionales que contienen los restos de víctimas del accidente llegaron el sábado al aeropuerto de Eindhoven, en el sur de Holanda.

El ministro holandés de Relaciones Exteriores, Bert Koenders, quien el sábado se encontraba en el este de Ucrania, advirtió que quizás no se encuentren jamás los restos de las nueve personas que faltan.

La tragedia del MH17 conmocionó a la opinión occidental, que se interroga sobre la responsabilidad del presidente ruso Vladimir Putin, y provocó fuertes sanciones económicas estadounidenses y europeas contra Rusia, aunque todavía no se conocen las causas de esa catástrofe aérea.

Kiev y Estados Unidos afirman que el avión fue derribado por un misil suministrado por Rusia a los separatistas, mientras que Moscú acusa a las fuerzas ucranianas.

El primer ministro australiano Tony Abbott, cuyo país perdió a 38 de sus ciudadanos en el vuelo MH17, advirtió que Vladimir Putin no podrá evitar “una conversación” al respecto en la cumbre del G20 esta semana en Brisbane, Australia.

Dimitar Dilkoff | AFP

Dimitar Dilkoff | AFP