México amaneció este sábado horrorizado por la posible masacre de los 43 estudiantes desaparecidos confesada por narcotraficantes detenidos, una atroz revelación que los padres se niegan a creer hasta que haya pruebas.

Tras casi un mes y medio sin noticias claras sobre los jóvenes, la Fiscalía General difundió el viernes la escalofriante declaración de tres sicarios del cártel Guerreros Unidos que declararon haber matado a los estudiantes y quemado sus cuerpos en un fuego de 14 horas para luego arrojar sus restos calcinados a un río.

Hasta ahora, la Fiscalía solo había logrado reconstruir parte del crimen que arrancó la violenta noche del 26 de septiembre en Iguala (Guerrero, sur), cuando policías locales atacaron a alumnos de la combativa escuela de magisterio de la cercana comunidad de Ayotzinapa por orden del alcalde, que quería evitar que sabotearan un acto público de su esposa, hermana de narcotraficantes.

En esos ataques fallecieron seis personas y desaparecieron los 43 alumnos, la mayoría de entre 18 y 21 años, que fueron entregados por policías a sicarios de Guerreros Unidos.

El crimen, calificado por Human Rights Watch como uno de los más graves de la historia reciente de América Latina, ha supuesto la peor crisis desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el poder en 2012, con masivas protestas por todo el país.

Para el historiador Lorenzo Meyer, ahora “lo importante es cómo va a reaccionar la sociedad mexicana. ¿Va a seguir tan apática como por años lo fue? ¿Tan acostumbrada a que así son las cosas?”.

“El estado de ‘shock’ espero que no sea solo mío, sino que sea compartido por mis conciudadanos. Si esto no produce un ‘shock’ entre nosotros, ya nada lo puede producir”, dijo Meyer a la AFP.

Incluso el diario deportivo Récord se hizo eco del macabro anuncio. “#Indignación”, tituló el sábado el rotativo en una portada negra en la que clama que “México ya no aguanta”.

Tras el anuncio de Murillo Karam, unas 300 personas se concentraron con velas en el emblemático monumento capitalino del Ángel de la Independencia. 

“Siento impotencia, coraje, incredulidad a lo que dice el gobierno que pasó, hartazgo”, dijo a la AFP Judit Ureña, triste por el país que cree que heredará su niña de siete años. 

Más de 80.000 personas han sido asesinadas en México y otras 22.000 han desaparecido desde que el expresidente Felipe Calderón lanzó el combate militar contra los cárteles en 2006. La gran mayoría de esos crímenes están impunes.

Escepticismo sobre anuncio

En la escuela de Ayotzinapa, los agotados padres de los estudiantes son los primeros en prometer no “bajar la guardia” ante el nuevo giro en las investigaciones al que no dan crédito.

“Parece que al gobierno federal, con una gran irresponsabilidad, le interesa que esto se vaya cerrando porque todo es en base a testimonios, no hay nada certero (…). Seguiremos incrementando el nivel de movilizaciones”, dijo a la AFP Melitón Ortega, tío de un desaparecido.

Con base en la confesión de los tres sicarios mostrada parcialmente en vídeos, el fiscal general Jesús Murillo Karam explicó el viernes que los jóvenes fueron trasladados la fatídica noche a un apartado basurero de la localidad de Cocula (vecina a Iguala), a donde algunos ya llegaron muertos por asfixia y donde mataron al resto.

Allí, también quemaron los cuerpos y colocaron los calcinados y machacados restos en bolsas de basura que vaciaron en un río cercano.

El fiscal dijo que una de las bolsas fue encontrada cerrada y que tenía restos humanos que, por su estado de incineración, podrían no llegar a ser nunca identificados, aunque se solicitó ayuda a expertos de la universidad de Innsbruck (Austria). Inmediatamente después Peña Nieto prometió a los padres que aplicará justicia por el crimen.

Los familiares, que solo creerán este relato si los restos son verificados por peritajes independientes, tienen el apoyo de decenas de organizaciones sociales del conflictivo Guerrero, como el aguerrido sindicato de maestros, que amenaza con radicalizar sus acciones, que han incluido desde bloqueos de carreteras hasta la quema de varias importantes alcaldías.

“Esto es un simulacro por parte del gobierno de que ya quiere darle carpetazo al asunto”, recalcó a la AFP Arturo Martínez, representante de los docentes, en el campamento que mantienen en el centro de Chilpancingo, capital de Guerrero.

El presidente a China

Y, mientras tanto, sigue levantando polémica el mantenido pero recortado viaje que el presidente emprenderá el domingo a China y Australia para las cumbres de APEC y G20.

Los padres lo consideran una falta de sensibilidad mientras analistas, como el exoficial de inteligencia mexicano Alejandro Hope, muestran también sus suspicacias de que la contundente reconstrucción, basada en testimonios conseguidos hace más de una semana, fuera revelada el viernes anterior al viaje.

“Me parece que hay un intento de administrar tiempos. Se guardaron información imagino que por razones que tienen más que ver con tiempos políticos”, estima Hope.