La coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, bombardeó una reunión de dirigentes del grupo Estado Islámico en el norte de Irak, donde este sábado murieron más de 30 personas en atentados en Bagdad.

El ejército estadounidense informó el sábado de los ataques aéreos lanzados la víspera cerca de Mosul, segunda ciudad de Irak y en manos del EI, donde se habían reunido varios de los dirigentes de esta organización sunita radical, si bien no pudo confirmar si el líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, estaba presente.

Las televisiones árabes informaban el sábado que Bagdadi, autoproclamado “califa”, resultó herido o incluso murió en estos ataques en Irak. Estas informaciones no han podido confirmarse.

Estas operaciones militares “destruyeron un convoy de vehículos formado por diez camiones armados del EI”, indicó el ejército estadounidense, que no precisó si los ataques fueron realizados por Estados Unidos u otros países de la coalición.

La aviación aliada bombardea casi diariamente desde agosto en Irak y desde septiembre en Siria las posiciones de los yihadistas, quienes controlan extensos territorios en ambos países.

En la capital iraquí, Bagdad, una nueva serie de atentados con coche bomba dejó al menos 33 muertos y más de 100 heridos en los barrios de mayoría chiita, según fuentes médicas y de seguridad.

Los yihadistas sunitas del EI, quienes reivindican algunos de los ataques perpetrados diariamente en Bagdad, consideran a los chiitas como herejes.

Más de 3.000 militares estadounidenses

Para ayudar a luchar contra el EI, Estados Unidos anunció que enviará 1.500 militares más a Irak, donde ya cuenta con otros 1.500. Por primera vez, estos consejeros militares se desplegarán fuera de Bagdad y Erbil, la capital del Kurdistán iraquí (norte).

El gobierno iraquí, directamente amenazado por la ofensiva de los yihadistas, celebró el envío de estos 1.500 consejeros militares, si bien consideró que esta decisión “llega un poco tarde”. 

Otros países de la coalición también participarán en estas misiones de consejo y de entrenamiento del ejército iraquí, según el Pentágono.

La ofensiva del EI lanzada en junio en Irak ha estado marcada por la desbandada de las fuerzas iraquíes, policías y soldados, quienes dejaron sus armas y un enorme arsenal de vehículos de fabricación estadounidense en sus posiciones arrebatadas por los yihadistas.

Aunque las fuerzas iraquíes poco a poco levantaron la cabeza, apoyadas por los bombardeos de la coalición, aún tienen dificultades para retomar el terreno conquistado por los yihadistas, quienes multiplican sus atrocidades contra la población en Irak y en la vecina Siria.

En el norte de Siria, la coalición bombardeó también durante la noche del viernes un campo de petroleo controlado por el EI, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Con estos ataques, Estados Unidos busca cortar una de las principales fuentes de financiación del EI.

Por su parte, los yihadistas bombardearon desde la ciudad kurdosiria de Kobane un campo de desplazados próximo a la frontera con Turquía, donde murieron dos civiles.

El EI, acusado de crímenes contra la Humanidad por la ONU, aprovechó la guerra en Siria, que ha dejado 180.000 muertos en más de tres años y medio, y la inestabilidad en Irak para hacerse con el control de amplios territorios.

Para abordar “un plan de acción” con el objetivo de reanudar los esfuerzos de paz en Siria, el emisario de Naciones Unidas para este país, Staffan de Mistura, llegó el sábado a Damasco, donde tiene previsto reunirse, entre otros, con el presidente sirio, Bashar al Asad, según la prensa siria.