Francisco declaró el viernes que prefiere la franqueza en la Iglesia aunque eso conduzca “a los puños”, en vez de practicar el “terrorismo” de los chismes.

“Les suplico, que no se practique entre vosotros el terrorismo de los chismes, elimínenlo. Que haya fraternidad, y si se tiene algo que reprochar a un hermano, decirlo de frente, aunque eso pueda llevar a los puños, pero es mejor que el terrorismo de los chismes”, dijo el papa argentino cuando hablaba en el marco de la Conferencia italiana de Superiores Mayores.

Francisco critica con frecuencia la calumnia, los chismes, la maledicencia, que, según él, son plagas en la Iglesia y pueden destruir a las personas. 

La magnitud de los chismes fue revelada durante el proceso posterior al escándalo de la fuga de documentos del papa Benedicto XVI, “Vatileaks” en 2012. Cuando el papa alemán estaba aislado, cardenales, obispos, laicos practicaban el chisme y a veces complotaban unos contra otros, en un permanente arreglo de cuentas.

Estos chismes no cesaron con la elección de Francisco en marzo de 2013, los descontentos hablaban a espaldas de los otros o con los periodistas. Francisco fustigó a los prelados chismosos, aconsejándoles que continúen con sus habladurías fuera de los muros del pequeño Estado.

Jorge Bergoglio tiene fama de autoritario y brusco en las relaciones de trabajo, aunque se muestra amable y caluroso cuando saluda a las personas en los actos públicos.