La policía española anunció este sábado el desmantelamiento de una red que obligaba a prostituirse a inmigrantes ilegales paraguayas a las que traía con engaños a España, donde permanecían encerradas en un local convertido en “un auténtico fortín”.

Los agentes “han desarticulado una red dedicada a la trata de ciudadanas paraguayas para explotarlas sexualmente en Toledo”, cerca de Madrid, informó en un comunicado.

Durante la operación se detuvo a “ocho personas, entre ellos el máximo responsable de la organización, cuatro de ellos de nacionalidad española, tres paraguayos y un portugués”, precisó.

Las mujeres, jóvenes en “situación de exclusión social o la necesidad de mantener a la familia”, eran traídas a España fingiendo un viaje turístico para el cual los responsables de la trama les proporcionaban pasaportes, billetes de avión de ida y vuelta, dinero en efectivo y reservas de hotel, explicó la policía.

Las atraían con la promesa de “ganar grandes cantidades de dinero”, aseguró.

Sin embargo, una vez trasladadas a Toledo “eran encerradas e informadas de la ‘deuda’ que habían contraído con la organización”, una cantidad “en torno a los 3.500 euros (4.460 dólares), que las víctimas deberían entregar por completo para poder salir del edificio”.

Dicha cantidad se veía constantemente incrementada porque las mujeres “tenían que pagar diariamente al club por estar alojadas en el mismo”, pese a no poder vivir en otro lugar, y eran sometidas a un sistema de multas por “retrasarse en la hora de comienzo de la jornada, no trabajar por encontrarse indispuestas o utilizar el teléfono móvil en las salas de alterne”, precisaba el comunicado.

El club en el que permanecían encerradas, bajo llave durante el día, era, según la policía, “un auténtico fortín: estaba permanentemente vigilado y contaba además con un sistema instalado en todas las habitaciones que avisaba a las víctimas para que se ocultasen en caso de control policial”.

Disponía de “cámaras de seguridad instaladas tanto en el interior como en el exterior del mismo y un elevado muro alrededor”, subrayó.

Según los investigadores, los responsables de la trama, entre ellos la mujer del cabecilla, de nacionalidad paraguaya, quien “aprovechándose de los lazos que mantenía con su país natal, había desarrollado toda una red de captación de mujeres”, tenían unas ganancias anuales en torno al millón de euros (1,275 millones de dólares).