Con una altura sobre los 30 metros, la legendaria cueva de Benavides se yergue como un mudo testigo de las correrías de uno de los personajes más controvertidos en los albores de la patria.

La versión aceptada con el correr de los años, escrita por Diego Barros Arana en la “Historia Jeneral de Chile (sic) Tomo XIII” nos relata las correrías de este soldado chileno que se pasó de las huestes patriotas a las realistas leales a la monarquía española.

Durante la batalla de Maipú (5 de abril de 1818), Vicente Benavides fue tomado prisionero por los patriotas. Una noche fue llevado a las afueras de Santiago donde fue fusilado, sin embargo, las balas apenas rozaron su piel. Tras siete meses oculto, el general José de San Martín le otorgó el perdón, siendo asignado como oficial en las huestes patriotas.

El estratega argentino le confió a Benavides la misión de internarse en La Araucanía para terminar con los realistas. No obstante, se unió a las fuerzas leales al rey de España, logrando además sublevar a parte de los indios con los cuales sumó una montonera prácticamente desolando la frontera araucana.

Si bien el coronel Ramón Freire lo sorprendió en las cercanías de Santa Juana, las correrías del montonero Benavides y sus hombres continuaron, especialmente debido a que logró convencer al Virrey del Perú para que le auxiliara con pertrechos y soldados.

Tras derrotar a los patriotas en Yumbel y Pangal, finalmente en las Vegas de Saldías – provincia de Ñuble- fue vencido por los patriotas. Huyó hasta la costa del Bío Bío, donde se embarcó en una chalupa rumbo al Perú. No obstante, sus propios hombres le entregaron, siendo condenado a morir ahorcado en la plaza de Santiago.

EL ORIGEN DE LA LEYENDA

En torno al despiadado montonero, se tejieron una serie de leyendas, siendo la más conocida la de las cavernas de Lebu, junto a la concurrida playa de Millaneco, en la región del Bío Bío.

Según consigna el portal gubernamental de turismo “Chile es tuyo”, viéndose acorralado por sus perseguidores, Benavides ocultó su botín -que consistía en oro y plata- en una caverna,ubicada al norte del río Lebu.

Una vez escondido su tesoro, el montonero habría acabado con la vida de sus ayudantes para asegurar el secreto de su fortuna. Pero su fuga intempestiva, le impidió llevar consigo el botín generándose entonces la leyenda del tesoro de Benavides.

Por otro lado, el sitio web oficial del Gobierno Provincial de Arauco, consigna parte de relato popular, señalando que: “el bandido, ocultó su botín de oro y plata en las grutas y al morir coincidentemente un sismo ocultó para siempre las grutas, desde ese momento el espíritu vaga en busca de su tesoro”.

Actualmente la caverna, ubicada a dos kilómetros de Lebu, es escenario de un Festival de Cine cuyos filmes son exhibidos en la roca viva, quizás la única testigo del destino que tuvo el botín de Benavides.