Durante octubre se celebra el Mes Internacional contra el Cáncer de Mama, una enfermedad cada vez más frecuente en Chile y el mundo. De hecho, indicadores de la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC), señalan que existe una alta incidencia entre la población femenina en Chile, pues una de cada 6 mujeres lo desarrollará a lo largo de su vida.

Frente a esta realidad, la docente de la Escuela de Psicología de la U. del Pacífico, Constanza Aguirre, especialista en acompañamiento de pacientes que tienen o han tenido cáncer, señala que las reacciones de quienes son diagnosticadas con esta enfermedad son variadas, pero hay conductas que se tienden a repetir.

“Me atrevo a decir que en todos los casos, el diagnóstico de cáncer de mama provoca una reacción traumática y las mujeres desarrollan varios de los síntomas asociados con esta condición, como desorden de Estrés Post Traumático con diferentes niveles de intensidad y duración. Esto, porque a pesar de los avances médicos, el cáncer es concebido en el ideario colectivo como una enfermedad mortal, una amenaza tangible a la propia sobrevivencia”, indica la experta.

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Lo anterior, se ve reforzado por otro factor social. “Esto de hablar del cáncer por su nombre es reciente. Por mucho tiempo ha sido una enfermedad innombrable, por lo tanto las mujeres con este diagnóstico inevitablemente se ven enfrentadas, desde un punto de vista psicológico al menos, a la posibilidad de morir”, aclara.

Otras respuestas pueden ser, paradójicamente y sin excluir la experiencia del estrés post traumático, de alivio. “La enfermedad pareciera ser una vía y permiso para la expresión de emociones largamente contenidas y/o para realizar cambios que, de no ser por la enfermedad, no se pueden justificar”, explica.

Constanza Aguirre dice que es un tiempo difícil para la mujer, su pareja y sus cercanos, y que no es raro que ella se exprese emocionalmente como nunca antes. “Puede haber mucha intensidad en sus emociones y estas pueden variar de la desolación, al miedo, a la rabia, a la negación, al resentimiento. Son respuestas normales y sanas, y se requiere ser comprensivos y acogedores en este periodo”, recomienda.

Por el contrario, algunas mujeres expresan muy poco y caen en una especie de congelamiento o automatización, desconectándose de su emocionalidad, dando la idea de que pueden arreglárselas bastante bien solas. “Es importante estar disponibles para lo que cada mujer necesite y ayudarla a que encuentre lo que le hace bien en cada etapa de este proceso, pues afecta todos los ámbitos de la vida: familiar, afectivo/emocional, laboral, ritmo de vida, vida sexual, autoestima, alimentación, sentido de vida, identidad, recreación, etc.”, plantea la psicóloga.

Desde un punto de vista terapéutico psicológico, durante el periodo de diagnóstico y de tratamiento inicial (intervención quirúrgica, radioterapia, quimioterapia), la mujer está muy demandada por estos procedimientos, con poca energía y con una gran carga de estrés, por lo que pensar en una terapia psicológica, propiamente tal, no parece ser lo adecuado.

“Más bien, en este periodo es importante hacer un acompañamiento o apoyo psicológico referido a las necesidades puntuales y concretas que vayan surgiendo, como el asistir a grupos de apoyo con otras mujeres diagnosticadas con cáncer y también en ocasiones incluir a parejas y cercanos afectados por la situación. Poder contar la propia historia y compartirla con otras mujeres en la misma situación es un importante punto de apoyo”, indica.

Recomendaciones para quienes viven con cáncer de mama:

1. Apuntar a vivir plenamente con el cáncer y no vivir luchando contra el cáncer. No dar una lucha para ganarle al cáncer, sino más bien intentar entender a qué me desafía esta situación y qué pudo contribuir a su aparición y, por lo tanto, cómo me puedo ayudar para que no vuelva a aparecer, qué podría cambiar o aprender.

2. No vivir para arrancar el cáncer de mi organismo, sino vivir para desarrollar bienestar y alegría donde no haya cabida para el cáncer.

3. Comunicar mi sentir en todo momento. Generarme una cotidianeidad, y una vida en general, donde no esté presente el estrés y sí el relajo y el disfrute. Estar abierta a los cambios en todo momento, no generar estructuras de vida rígidas.

4. Tomar un rol activo en el proceso de sanación, en lugar de asumir un rol pasivo y dejar que alguien me sane y se haga cargo. Empoderarme de manera positiva, generando una situación que se vive con esperanza y mayor optimismo.

5. Al ser una enfermedad que supone una amenaza para la vida, desarrollar inquietudes y conexiones con dimensiones espirituales y trascendentes, que nos permiten darle un nuevo sentido a la muerte y, por lo tanto, serán un gran soporte para ganar en serenidad y paz y, paradójicamente, vivir más plenamente.

Tratamientos

El Dr. Roberto Torres, oncólogo médico del Instituto Nacional del Cáncer (INC) y vocero de la Campaña “Si amas la vida, tocátelas sin miedo”, impulsada por la Fundación de Pacientes CáncerVida para concientizar a la población sobre el autocuidado y la prevención, cataloga la patología como “un problema real de salud pública”.

“El cáncer de mama es una enfermedad con una alta incidencia y prevalencia. Las estadísticas mundiales señalan que del total de cánceres que se diagnostican en el mundo, alrededor de un 24% corresponde a cáncer de mama, es decir aproximadamente 1 de cada cuatro personas”, sostuvo.

Además señaló que no es una enfermedad que se da exclusivamente en mujeres. “El 99% afecta a mujeres, pero también existe esta patología en hombres, es raro, menos del 1% del total”, declaró. El oncólogo médico expresó que hace 10 años se hablaba de cáncer de mama como si fuera una sola enfermedad, pero que gracias a los avances en biología molecular, “se tiene claro que el cáncer de mama representa un grupo distinto de enfermedades, no hay solamente un tipo, donde existen al menos cuatro tipos bien definidos que tienen un pronóstico y un tratamiento distinto”.

“Para hablar de cáncer de mama en un paciente es necesario primero tener una biopsia, que es el elemento fundamental que dirimirá si existe esta enfermedad. Además diferenciará si es un cáncer de mama invasor, que es potencialmente capaz de dar metástasis; o el llamado in situ, el cual aún no ha llegado a la etapa que tiene capacidad de dar metástasis”, dijo el Dr. Torres.

“Cuando existe un diagnóstico de un cáncer invasor, los exámenes moleculares, inmunohistoquímica en la práctica, nos van a decir este es un cáncer de mama de tipo luminal A o luminal B, o un cáncer triple negativo, o un cáncer HER2 positivo, que son los cuatro tipos mayores de cánceres invasores y que sugieren tipos de tratamientos totalmente distintos”, agregó.

La mayoría de los cánceres de mama son luminales A, y en segundo lugar luminales B. La característica de estos tumores es que dependen de la estimulación por los estrógenos, que son las hormonas producidas normalmente por los ovarios en la mujer premenopáusica, y después por el tejido graso y muscular por la mujer postmenopáusica, es decir, estos tumores dependen, para crecer, proliferar y extenderse, del estímulo de los estrógenos, y los tratamientos irán destinados inicialmente a controlar este estímulo con medicamentos, que se llama terapia endocrina, que incluye medicamentos como Tamoxifeno, y posteriormente un grupo de fármacos que se llama inhibidores de aromatasa, entre los cuales destacan, Letrozol, Anastrozol y Exemestano.

“La ventaja de estos tratamientos es que son orales, muy bien tolerados, que no implican caída de cabello, alopecía, que habitualmente no alteran los recuentos hematológicos, no producen alteraciones bioquímicas, no se asocian a los efectos conocidos de la quimioterapia, como náuseas, vómitos, fiebre, entonces desde el punto de vista del enfermo son muy bien tolerados y desde el punto de vista médico son muy eficaces”, sostuvo Torres. El profesional complementó que las otras dos variedades de cáncer de mama, triple negativo y HER2 positivo, en la práctica se tratan con quimioterapia exclusiva en el primer caso y en el segundo con medicamentos modernos, como el Trastuzumab, que son terapias de avances en medicina molecular.

La incorporación de estas nuevas terapias como Trastuzumab, e inhibidores de aromatasa, han permitido mejorar el manejo y el pronóstico de esta enfermedad, de tal manera que en la actualidad la idea es hacer que esta patología se transforme en una enfermedad crónica, que sea manejada con terapias ya sean endocrina, con quimioterapia, con terapias target o moleculares durante muchos años.

Prevención

El Dr. Roberto Torres llamó a la población a efectuarse autoexámenes, ya que destacó que el diagnóstico precoz puede hacer la diferencia. “Ha habido avances importantes en el manejo del cáncer de mama, y eso se traduce en mejores tasas de sobrevida, pero esto no es sólo mérito de la parte tratamiento, sino también del diagnóstico precoz. Gracias a campañas mundiales de concientización ha quedado claro el beneficio de hacer mamografía, y cuando sea necesario, ser complementada por ecotomografía en mujeres que nunca han tenido cáncer de mama”, declaró el profesional.

Además, expuso que cerca del 90% de los casos no tenían antecedentes familiares de la enfermedad. “Quiero hacer énfasis que en la gran mayoría de los casos, alrededor del 90%, no tenían un antecedente familiar con la enfermedad. Las mujeres deben tener el hábito de palpar regularmente ambas mamas, y sus axilas, y hacerse mamografías de screening o tamizaje, antes se decía desde los 50 años, después apareció evidencia que desde los 40 años, en períodos de cada dos o tres años”, concluyó.