El crecimiento explosivo de la industria musical de Corea del Sur se ha visto reflejado en los últimos años, en que artistas del género conocido como K-pop han ganado miles de fans alrededor del mundo. No obstante, la vida de estos artistas no es tan idílica como parece.

Las bandas de K-pop parecen ser perfectas en muchos aspectos. Pueden estar compuestas hasta por 10 o más integrantes, todos los cuales saben cantar, bailar y tienen apariencia física deseable. Varios también pueden actuar, animar programas de televisión y protagonizan incontables anuncios publicitarios por toda Asia.

Se trata de una industria gigantesca que, pese a ser prácticamente desconocida por mucha gente en occidente, mueve miles de millones de dólares al año e influencia la vida de países completos.

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Pero lograr una imagen perfecta también tiene un alto precio. A diferencia de la industria musical en otros continentes, los grupos de K-pop son “fabricados” por las grandes compañías de entretenimiento surcoreano, con el objetivo de tener éxito comercial. En muchos casos, los cantantes llegan a ser tratados más como productos que como personas.

La “fórmula” para crear a estos artistas incluye un exigente entrenamiento en canto, baile y actuación desde muy temprana edad, el cual se extiende por años bajo el alero de alguna empresa del rubro. Mientras aún son adolescentes, se les hace debutar dentro de un grupo con otros aprendices, los cuales deben vivir juntos, y su vida diaria y relaciones personales son completamente controladas por los mánagers.

A esto se le suma otro aspecto que es altamente conocido por los seguidores de K-pop, y que sin duda es preocupante: deben firmar contratos esclavizantes que, además de incluir agendas copadas con eventos y jornadas laborales extremadamente largas, suelen durar 10 años o más.

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Para empeorar la situación, los artistas ni siquiera reciben compensación monetaria suficiente por su esfuerzo. Los grupos musicales se quedan con un muy bajo porcentaje de sus ganancias, y la mayor parte de los ingresos se los llevan las agencias. Además, los honorarios que logran ganar deben repartirlos entre muchos integrantes, incluso más de 10 en algunos casos, como ya se mencionó.

Sin embargo, no todos los artistas se quedan callados y agachan la cabeza. Por el contrario, algunos han demandado a las empresas, pidiendo un término de contrato por cláusulas abusivas y violación a sus derechos.

Los cuestionamientos a SM Entertainment

Los últimos casos polémicos son los de Luhan y Kris, ex integrantes de origen chino de EXO, una de las boybands más populares en Corea del Sur y Asia, formada originalmente por 12 chicos.

La controversia empezó en mayo pasado, cuando Kris (Wu Yi Fan) sorprendió a la opinión pública al interponer una demanda ante la justicia coreana pidiendo anular su contrato, al considerar que su empresa había violado sus derechos.

Según se reportó, ni su agencia SM Entertainment ni los otros 11 integrantes de la banda sabían que Kris planeaba iniciar acciones judiciales, y sólo se habrían enterado de ello por los medios de comunicación.

Si bien no se ha difundido mucha información al respecto, lo que se divulgó en ese entonces fue que Kris alegaría que la compañía lo habría tratado como un objeto, decidiendo toda su agenda sin nunca consultarle, y forzándolo a continuar con sus actividades estando enfermo, según indicó el portal sobre entretenimiento coreano Allkpop.

De esta forma, Kris dejó el grupo, y actualmente se encuentra en China realizando actividades en solitario.

EXO | Starnews | AFP

EXO | Starnews | AFP

Pese a que parecía que EXO había superado los problemas, este viernes 10 de octubre nuevamente recibieron un duro golpe. Siguiendo los pasos de Kris, un segundo integrante, Luhan, interpuso una demanda, la que sería igual a la de su ex compañero y ambos están siendo representados por la misma firma de abogados.

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Reportes de prensa han relatado que, de acuerdo a cercanos al cantante chino de K-pop, aparte de lo ya acusado en el caso de Kris, Luhan tendría graves problemas de salud que se arrastrarían desde los últimos meses, debido a la sobrecarga de trabajo que se la ha impuesto.

Ésta no es la primera vez que SM Entertainment, la empresa de entretenimiento más grande de Corea del Sur, se ve enfrentada a polémicas como ésta. De hecho, aún más controversial fue el caso de TVXQ ocurrido en 2009, cuando tres de los integrantes ingresaron una demanda acusando que no les pagaban el dinero que les correspondía.

Por esos años, TVXQ estaba en la cima de la popularidad, gozando de supremacía respecto a los otros grupos de K-pop. Tras una larga batalla legal que duró más de 3 años, finalmente los tres miembros dejaron la compañía y crearon otra banda, JYJ, así como iniciaron diversas actividades por separado.

La misma compañía también tuvo problemas en 2009 cuando Hangeng dejó Super Junior. Este cantante chino, actualmente convertido en una gran estrella en su país, acusaba tener un contrato abusivo que duraba 13 años, el cual suscribió siendo menor de edad.

Amenazas por redes sociales

Otro de los últimos casos que han salido a la luz es el del grupo ZE:A, compuesto por nueve chicos. Lee Hoo, líder de la agrupación, captó la atención pública a fines de septiembre pasado, cuando publicó en redes sociales amenazas contra el CEO de su agencia, advirtiéndole que revelaría documentos clasificados si no mejoraban el trato hacia ellos.

Lo que reclamaba era que el directivo de la compañía, Star Empire Entertainment, se quedaba con el 70% de las ganancias, y los nueve cantantes debían compartir el 30% restante. Además, acusó que los hacían trabajar bajo condiciones abusivas, obligándolos a continuar con las presentaciones incluso cuando estaban gravemente enfermos.

En esta ocasión, el problema fue solucionado dentro de esa misma semana. Lee Hoo entonces anunció que iban a cambiarles el contrato, entre lo cual se va a considerar que los miembros reciban el 70% de las ganancias, y llamó a las otras empresas de entretenimiento surcoreanas a reevaluar la situación de sus idols y acabar con las injusticias.

Una explicación a los problemas en la industria es que los artistas ingresan a las compañías de entretenimiento cuando aún son niños, por lo cual no tienen la suficiente madurez para decidir qué desean hacer con su carrera y, ante la gran competencia existente en el rubro, firman cualquier contrato con tal de lograr entrar al mercado.

Mientras los cantantes están en su adolescencia, deben entrenar con muchos otros menores para mejorar sus habilidades en canto y baile. Así, si no cumplen con las expectativas de los productores, simplemente son reemplazados por docenas de otros niños que están esperando una oportunidad.

Estos entrenamientos requieren de muchas horas de esfuerzo al día, por lo que los jóvenes no pueden concentrarse en sus estudios escolares, y a veces deben dejar la casa de sus padres e irse a vivir con el resto de los aprendices de su agencia.

De esta forma, pese a que se ha avanzado un poco en el tema de los contratos abusivos, la industria del K-pop sigue teniendo problemas respecto a las exigencias extremas a las que se ven sometidos sus artistas, sin una legislación adecuada que los ampare.