El caracol acuático Potamopyrgus antipodarum o caracol de barro neozelandés fue identificado por primera vez en Chile y Sudamérica. El hallazgo fue publicado en una revista internacional de reconocido prestigio en el área de la zoología. El responsable de dicho descubrimiento es el Dr. en Ecología y Biología Evolutiva, Gonzalo Collado Inzulza, del Departamento de Ciencias Básicas de la Universidad del Bío-Bío.

“Una especie invasora en un ecosistema natural es un problema, porque dicha especie no evolucionó en el lugar que ha invadido, por lo tanto, no tiene depredadores o competidores que sí tenía en su hábitat natural, y en algunos casos pueden avasallar a las especies nativas. Eso termina provocando desequilibrios en el ecosistema, y si tiene un alto potencial reproductivo, es sólo cuestión de tiempo para que se desplace a la fauna nativa”, aseveró el investigador.

El Dr. Gonzalo Collado Inzulza es uno de los científicos chilenos reconocidos internacionalmente en el estudio de la biología de moluscos.

Collado indicó que el caracol de barro neozelandés fue identificado por primera vez en Sudamérica, específicamente en cuatro sistemas hidrológicos de Chile, dos de ellos se encuentran en la ciudad de Santiago en la Región Metropolitana, que corresponden al estero La Dehesa y a una vertiente del Parque O’Higgins, mientras otros dos focos fueron encontrados en la ciudad de Salamanca, Región de Coquimbo, específicamente en el río Chalinga y en el Estero Consuelo.

Las hembras pueden llegar a liberar de 20 a 120 juveniles. La otra amenaza son las altas densidades que pueden alcanzar estos animales en los hábitats invadidos. En las poblaciones naturales se ha informado densidades de 4000 caracoles por metro cuadrado, pero en hábitats invadidos puede alcanzar densidades tan altas como 500.000 caracoles por m2 o más, indicó el especialista.

El Doctor en Ecología explicó que, la invasión de una especie exótica causa serios daños a los ecosistemas invadidos y a las especies nativas que en él habitan, siendo una de las grandes causas actuales de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial. Dentro de los últimos 100 años, las especies invasoras han causado la extinción de una variedad de invertebrados, peces, reptiles, aves y mamíferos.