Dilma Rousseff parece tener garantizado su pase a un balotaje para dirigir por otros cuatro años la mayor democracia latinoamericana, ¿pero quién será su rival? Más de 142 millones de brasileños comenzaron a votar este domingo para develar la incógnita en las urnas.

Impulsada por las conquistas sociales del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), que benefician a un cuarto de la población, la primera mujer presidenta de Brasil es la gran favorita de estos comicios, con 44-46% de la intención de voto.

“Trabajo con las dos vueltas. Es la hipótesis con la cual he trabajado desde el inicio de las elecciones”, dijo Rousseff, vestida de rojo -el color del PT- después de votar temprano el domingo en una escuela de Porto Alegre (sur).

Pero millones reclaman un cambio, tras cuatro años de magro crecimiento y escándalos de corrupción vinculados al PT, que gobierna la séptima economía mundial desde hace 12 años.

Por ello, la mandataria, una ex guerrillera de 66 años que estuvo presa en la dictadura (1964-1985), no alcanzaría el 50% más uno de los votos para ganar en primera vuelta y muy probablemente deberá disputar el segundo turno el 26 de octubre frente al socialdemócrata Aecio Neves (26-27% de la intención de voto) o la ecologista Marina Silva (24%), del Partido Socialista.

V de victoria

Los dos rivales de Rousseff también votaron este domingo temprano y, como la mandataria, levantaron la mano haciendo la “V” de la victoria. Neves votó en Belo Horizonte (Minas Gerais, sureste), su bastión electoral, y Silva en Rio Branco (capital del estado amazónico de Acre, (norte).

“No fue una sorpresa (superar a Silva en los últimos sondeos), estoy sereno. Vamos a esperar” el resultado, dijo Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), después de votar.

Los centros de votación abrieron para elegir presidente, 513 diputados federales y un tercio del Senado, así como 27 gobernadores y más de 1.000 diputados estatales.

Rápidamente, hacia las 19:00 horas gracias a las urnas electrónicas, son esperados los sondeos a boca de urna y los primeros resultados oficiales parciales.

“Thriller” político

En los últimos sondeos, divulgados la víspera, Neves logró relegar a Silva al tercer lugar de la contienda en una nueva sorpresa de estas elecciones que se han convertido en un “thriller” político. Aunque la diferencia es tan poca -entre dos y tres puntos- que ambos están en empate técnico, teniendo en cuenta el margen de error.

Silva, una exempleada doméstica de 56 años criada en la Amazonia, se convirtió inesperadamente en presidenciable hace un mes y medio, tras la muerte del candidato oficial del PSB en un accidente aéreo.

Quiere convertirse en la primera presidenta negra de Brasil, y con sus promesas de llevar a cabo una “nueva política” subió en los sondeos como leche hervida, superando incluso a Rousseff en un eventual balotaje por 10 puntos.

Pero hoy Neves, un tecnócrata playboy de 54 años que promete que hará que el país vuelva a crecer y pide el fin al intervencionismo del gobierno en empresas y bancos públicos, parece haberla dejado atrás.

En caso de que haya segundo turno, Rousseff ganaría a Silva por 49% a 39%, y a Neves por 48% a 42%, según la encuestadora Datafolha. El instituto Ibope señala asimismo un triunfo de Rousseff en caso de balotaje por 45% contra 37% contra ambos rivales.

Si bien la economía ha crecido muy poco en los últimos cuatro años, la mayoría de los brasileños no lo ha sentido: el desempleo está en mínimos históricos (5%), el salario mínimo ha subido más de 50% y el consumo sigue elevado.

“Las elecciones están muy disputadas, muy interesantes, pero menos mal que Dilma ahora subió. El PT tiene militantes ordenados y estamos todos aquí trabajando por ella”, dijo a la AFP Juan Rodríguez Silva, 71 años, mientras esperaba para votar en el mismo centro de votación del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) en Sao Bernardo do Campo, cuna del PT en el estado de Sao Paulo.

En Rio de Janeiro, las filas en los centros de votación en la favela de Rocinha, la mayor del país, eran largas desde muy temprano. Muchos niños repartían propaganda electoral en los alrededores de los centros, una práctica prohibida por ley.

Más de 400.000 miembros de las fuerzas del orden -incluidos 30.000 militares- han sido movilizados para garantizar la tranquilidad de las elecciones.