“Guía Mágica de Santiago”: Mucho Ruido y Pocas Nueces

Guía Mágica de Santiago, RIL (c)
Guía Mágica de Santiago, RIL (c)
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En las últimas dos décadas, son múltiples los libros que se han escrito sobre la ciudad de Santiago. Desde la guía Santiago Bizarro de Sergio Paz hasta ese maravilloso texto de Roberto Merino llamado “Santiago de Memoria”, pasando por ” El Santiago Que se Fue: Apuntes de la Memoria”, de Oreste Plath, son algunos de los trabajos literarios que dan cuenta de sabrosas historias urbanas, que han dado vida a la ciudad, desde su fundación, en los albores del proceso colonial español hasta nuestros días, y que en muchas ocasiones han sido parte activa de la historia literaria nacional.

Es siguiendo esta tradición en la que se inscribe pobremente la “Guía Mágica de Santiago”, escrita por el reconocido guionista nacional Cesar Parra. (1972)

En palabras de su autor, el texto pretende dar cuenta de una gran cantidad de sucesos paranormales ocurridos en la capital desde La Colonia. Es en este escenario en el que Parra despliega una artillería de contenidos que no consiste en nada más que una salpicadura de sucesos, cuya mención no significa necesariamente profundidad ni menos prolijidad, a la hora de realizar un serio trabajo de investigación.

Noticias de las últimas cinco décadas, crónicas policiales dichas al pasar, cero rigurosidad a la hora de investigar sucesos, son algunas de las características de este libro que poco es lo que aporta al lector, quien queda exactamente en el mismo punto en el que inició la lectura del texto. Se echan de menos datos, historias contrastables, citas y pies de páginas.

Mención aparte merece la edición del texto. O no hay un editor, o éste no se tomó la molestia de corregir tildes, darle sentido a las oraciones o cambiar palabras que se repiten incluso dentro de párrafo. La mala redacción, es algo que se reitera a lo largo del relato.

Un ejemplo de ello es:

“Dominic Rickenberg era una distinguida liceana de Peñaflor, hasta que una sombra negra que movía sillas y camas entró en su cuerpo. Supuestamente correspondería a un niño asesinado por su padre, y que se apareció en la vida en Dominic”.

En resumen, uno se encuentra con un libro que no es una obra con un fundamento científico, como tampoco tiene un enfoque medianamente periodístico. La pegatina de ideas presente en capítulos que hablan desde Yamileth Díaz Parada, la reconocida vidente talagantina de mediados de los 70′s, o hasta los orígenes del espiritismo en Estados Unidos en 1848, denota la ausencia de un hilo conductor en una obra que, supuestamente debiera consignar hechos sobrenaturales acaecidos en la ciudad de Santiago.

Para concluir, la “Guía Mágica de Santiago”, es un libro que no tiene ningún rumbo, ningún sentido, es sólo un malogrado intento de condensar en 207 páginas, sucesos paranormales santiaguinos, chilenos y mundiales, con ciertos matices de teoría y el intento de explicar lo inexplicable, a punta de lugares comunes.

Mejor suerte, para la próxima, Cesar Parra y RIL editores.

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En las últimas dos décadas, son múltiples los libros que se han escrito sobre la ciudad de Santiago. Desde la guía Santiago Bizarro de Sergio Paz hasta ese maravilloso texto de Roberto Merino llamado “Santiago de Memoria”, pasando por ” El Santiago Que se Fue: Apuntes de la Memoria”, de Oreste Plath, son algunos de los trabajos literarios que dan cuenta de sabrosas historias urbanas, que han dado vida a la ciudad, desde su fundación, en los albores del proceso colonial español hasta nuestros días, y que en muchas ocasiones han sido parte activa de la historia literaria nacional.

Es siguiendo esta tradición en la que se inscribe pobremente la “Guía Mágica de Santiago”, escrita por el reconocido guionista nacional Cesar Parra. (1972)

En palabras de su autor, el texto pretende dar cuenta de una gran cantidad de sucesos paranormales ocurridos en la capital desde La Colonia. Es en este escenario en el que Parra despliega una artillería de contenidos que no consiste en nada más que una salpicadura de sucesos, cuya mención no significa necesariamente profundidad ni menos prolijidad, a la hora de realizar un serio trabajo de investigación.

Noticias de las últimas cinco décadas, crónicas policiales dichas al pasar, cero rigurosidad a la hora de investigar sucesos, son algunas de las características de este libro que poco es lo que aporta al lector, quien queda exactamente en el mismo punto en el que inició la lectura del texto. Se echan de menos datos, historias contrastables, citas y pies de páginas.

Mención aparte merece la edición del texto. O no hay un editor, o éste no se tomó la molestia de corregir tildes, darle sentido a las oraciones o cambiar palabras que se repiten incluso dentro de párrafo. La mala redacción, es algo que se reitera a lo largo del relato.

Un ejemplo de ello es:

“Dominic Rickenberg era una distinguida liceana de Peñaflor, hasta que una sombra negra que movía sillas y camas entró en su cuerpo. Supuestamente correspondería a un niño asesinado por su padre, y que se apareció en la vida en Dominic”.

En resumen, uno se encuentra con un libro que no es una obra con un fundamento científico, como tampoco tiene un enfoque medianamente periodístico. La pegatina de ideas presente en capítulos que hablan desde Yamileth Díaz Parada, la reconocida vidente talagantina de mediados de los 70′s, o hasta los orígenes del espiritismo en Estados Unidos en 1848, denota la ausencia de un hilo conductor en una obra que, supuestamente debiera consignar hechos sobrenaturales acaecidos en la ciudad de Santiago.

Para concluir, la “Guía Mágica de Santiago”, es un libro que no tiene ningún rumbo, ningún sentido, es sólo un malogrado intento de condensar en 207 páginas, sucesos paranormales santiaguinos, chilenos y mundiales, con ciertos matices de teoría y el intento de explicar lo inexplicable, a punta de lugares comunes.

Mejor suerte, para la próxima, Cesar Parra y RIL editores.