Argentina pretende pagar el martes un vencimiento de 200 millones de dólares a sus acreedores que aceptaron la reestructuración de la deuda, a través de un mecanismo experimental aprobado por el Congreso que la justicia estadounidense considera ilegal.

Tras el bloqueo de 539 millones de dólares en junio por decisión de un juez de Nueva York, Buenos Aires depositará el lunes 200 millones de dólares en un fondo del Banco Nación creado especialmente con el fin de evitar un nuevo bloqueo en Estados Unidos y un segundo “default parcial”, después del declarado el 30 de julio.

El juez neoyorquino Thomas Griesa mantiene el bloqueo con el objetivo de que Argentina cumpla su fallo, que obliga al país a pagar 1.330 millones de dólares a fondos especulativos que le ganaron un juicio.

A horas del nuevo vencimiento -que tiene un mes de gracia-, se desconoce si los acreedores van a aceptar la propuesta convertida en ley hace tres semanas por el Congreso en Buenos Aires modificando la sede de pago a los bonistas.

Se ignora si cobrarán en Argentina, pedirán cobrar en París o si exigirán que se les pague en otra plaza financiera, como contempla la presidenta del gobierno centro-izquierdista, Cristina Fernández.

El viernes, el juez Griesa autorizó el próximo pago de intereses de bonos reestructurados de la deuda argentina que debe efectuar Citibank el 30 de septiembre, y que también estaba bloqueado en el marco del litigio con los fondos especulativos.

Reclamos por el mundo

La presidenta Fernández volvió a reivindicar su postura en esta pelea el miércoles en la Asamblea General de la ONU, donde denunció el “hostigamiento” de los denominados ‘fondos buitres’ en el litigio sobre la deuda y acusó al sistema judicial estadounidense de “complicidad”.

Fernández reiteró la voluntad de su país de honrar los pagos al vencimiento de la reestructuración aceptada en 2005 y 2010 por el 93% de los acreedores de Argentina, con una quita del 70% más intereses.

En búsqueda de respaldo internacional, Fernández fue el sábado al Vaticano, donde dijo haber recibido el apoyo del Papa Francisco en la dura pelea contra los fondos.

El proceso de desendeudamiento tambalea desde que la justicia estadounidense ordenó a Buenos Aires pagar a fondos especulativos que ganaron un litigio el 100% del valor inicial de los bonos comprados en default a muy bajo precio.

El gobierno argentino defiende que hasta ahora devolvió 190.000 millones de dólares (con intereses) a sus acreedores desde 2003, pese a que había declarado la moratoria sobre cerca de 100.000 millones de dólares en 2001, además de arreglar sus deudas con el Banco Mundial, el FMI y el Club de Paris.

Sin vislumbrar cambios

Si Argentina abonara los 1.330 millones de dólares determinados por Griesa a los fondos especulativos, por contrato debería igualar la oferta a los demás acreedores, un extremo imposible de cumplir financieramente para el país, azotado por una fuerte escasez de divisas.

Esta cláusula de igualación incluida en el contrato vence en enero de 2015.

Aunque hay un mes de gracia a partir del martes para pagar el nuevo vencimiento de bonos de la deuda, dada la crisis económica en la nación sudamericana “la situación podría agravarse de no llegar a un acuerdo”, dijo a la AFP Matías Carugati, economista jefe de la consultora Management & Fit.

El reloj avanza y la instrumentación de la ley de cambio de sede de pago no es fácil ni de rápida ejecución, dijo a la AFP el economista Guido Sandleris, decano de la Escuela de Negocios de la privada Universidad Torcuato Di Tella.

El juez Griesa dictaminó que Argentina no puede realizar pagos a bonistas tenedores de deuda reestructurada si no lo hace al mismo tiempo a los fondos litigantes.

Economía en tensión

En medio del problema de su deuda, Argentina padece una fuerte tensión cambiaria en un contexto de alta inflación -40% anual- y caída del consumo.

Sandleris apuntó que se “ha generado una fuerte depreciación del peso en el mercado paralelo y un freno en la economía”. La brecha entre el dólar oficial (8,46 pesos) y el paralelo (15,75) llegó al 86,1%.

Los analistas coinciden en que Argentina va a necesitar el próximo año financiamiento externo para salir de la asfixia actual.

“El default ha impactado negativamente. El camino de normalización del acceso al crédito internacional se vio interrumpido”, destacó Sandleris.

Carugati asegura por su parte que para “salir de la recesión, el financiamiento externo no va a llegar sin salir primero del default selectivo”.