En Fiestas Patrias se notó la ausencia de cajeros automáticos. La gente, ávida de contar con efectivo en sus bolsillos para la larga celebración, tuvo que soportar filas en prácticamente todos los dispensadores a la espera de poder realizar transacciones.

Los cajeros, aquella máquina prácticamente omnipresente en las ciudades, amenazan con su extinción. Las cifras lo ratifican, a julio la caída en el número de cajeros era de un 7,83% en comparación con diciembre del año pasado, según la Superintendencia de Bancos.

En la práctica significa que de los 8.856 dispensadores que habían a fines de 2013, quedan 8.162. 694 cajeros que desaparecieron del mapa.

El tema generó un duro enfrentamiento entre la banca y el Ejecutivo, que amenazó con multar a las instituciones por cada cajero destruido. Éstas pidieron más resguardos y garantías en vez de castigos, acordándose finalmente que las máquinas serán repuestas solo en los sectores más vulnerables.

Lo anterior fue confirmado este lunes a Tele13 por el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, Jorge Awad. Sin embargo, en sus declaraciones deslizó un detalle que muchos estaban pasando por alto.

“La sociedad civil requiere para mejor uso de los medios de pago es reducir el uso de efectivo, todos los sistemas están avanzando a eso”, señaló Awad, en lo que parece avalar la retirada de las ahora controvertidas máquinas.

Para este fin el comercio se ha valido de todos los artilugios para facilitar el pago a través de tarjetas de crédito, débito, transferencias electrónicas, pagos por medio del smartphone, lo que esté a disposición para agilizar las transacciones.

Las ventajas que obtiene el comercio no son menores. La gente tiende a gastar entre un 12% y un 18% más a través del pago con “dinero plástico” en comparación con el uso del efectivo, según un estudio realizado por la compañía Dun & Bradstreet recogido por Forbes en 2011.

Ese mismo estudio apunta a que McDonald’s ya sabe de sobra las ventajas que ello implica, reportando que la transacción promedio de la cadena de comida rápida ascendió de 4,5 a 7 dólares.

¿A qué se puede deber esto? La neurocientífica norteamericana Sheena Iyengar ha estudiado por años el comportamiento humano en torno a la capacidad de decidir y señala que una de las causas puede radicarse en que el dinero de la tarjeta no se aprecia como dinero real, provocando que se gaste incluso de un 15% a un 30% más.

Al respecto, el columnista de Chicago Tribune Gregory Karp, autor de “Living Rich by Spending Smart”, también apunta en esta dirección, señalando que existe un “dolor emocional” asociado al gasto de dinero en efectivo, lo que se contrapone con el gasto a través del dinero plástico.

¿Cuál es la mejor actitud que puede adoptar el comprador para resguardar su bolsillo? Utilizar responsablemente el débito, chequear el saldo de la cuenta bancaria o simplemente esforzarse por pagar con el cada vez más esquivo dinero en efectivo.