Un tribunal egipcio dará a conocer este sábado su veredicto en el juicio por complicidad en asesinato al que es sometido el ex presidente Hosni Mubarak, cuyo derrocamiento en 2011 sumió al país en más de tres años de graves conflictos.

Esta misma corte también dictaminará sobre otro expediente, un caso de corrupción que implica al presidente depuesto y a sus dos hijos, Alaa y Gamal.

Mubarak, quien dirigió al país con mano de hierro durante treinta años, está acusado de “complicidad” en la muerte de centenares de manifestantes durante la revuelta de comienzos de 2011 que lo echó del poder.

En un primer juicio por estos mismos hechos, Mubarak había sido condenado a cadena perpetua, pero la sentencia fue anulada por motivos técnicos y el proceso recomenzó.

El ex presidente ya había sido sentenciado en mayo pasado a tres años de cárcel por corrupción.

Según un balance oficial, 846 personas murieron y miles resultaron heridas durante la revuelta de hace ya casi cuatro años.

El expresidente, de 86 años de edad, es juzgado junto a su exministro del Interior Habib al Adly y seis ex altos responsables de los servicios de seguridad.

Debido a problemas de salud, Mubarak se encuentra detenido en un hospital militar de El Cairo.

Sus hijos Alaa y Gamal ya habían comparecido junto a él en el marco del juicio por corrupción cuyo veredicto se conocerá también en esta jornada.

El tribunal que instruye el caso se reúne en una academia de policía ubicada en las afueras de El Cairo, y el clima que se vivirá este sábado seguramente será muy diferente al que prevalecía en el país hace poco más de dos años.

En efecto, en junio de 2012, Egipto tuvo sus primeras elecciones presidenciales democráticas. En éstas fue elegido un presidente civil e islamista, Mohamed Mursi, lo que parecía sería el tiro de gracia para la autocracia que caracterizó a los anteriores gobiernos del país.

Actualmente, Mursi, derrocado por el ejército al cabo de un año en el gobierno se encuentra en prisión y la institución militar volvió a irrumpir con fuerza absoluta en la escena política personificada por el ex comandante en jefe del ejército, Abdel Fatah al Sisi, elegido presidente a fines de mayo de 2014 con amplio apoyo popular.

La oposición islamista ha sido brutalmente reprimida. Unos 1.400 partidarios de los Hermanos Musulmanes, la cofradía de Mursi, fueron asesinados y varios miles encarcelados. Centenares de ellos han sido condenados a muerte en juicios expeditivos que han provocado reacciones de la comunidad internacional.