Brigitte Bardot, que cumplirá 80 años el domingo, no quiere hablar de jubilarse, pues “es un horror y un aburrimiento”, declaró a la AFP la estrella del cine francés de los años 50-60.

Sus días están muy ocupados. En 1986 creó su Fundación, que continúa presidiendo. “Ella supervisa todo”, dicen de la actriz.

“Yo soy combativa, voy directo al grano y enseño a mi equipo a hacer lo mismo. En la vida no hay que ser pasivo. Hay que servir para algo”, insiste Bardot.

No tiene intenciones de abandonar su Fundación, y se pone en contacto con ella todos los días por correo electrónico, fax o teléfono.

“La fundación es mi vida. Ustedes seguirán escuchando hablar de mí. Y cuando ya no esté aquí, mi fundación continuará, he hecho lo necesario para que sea milenaria”, explica.

Hace más de 40 años que Brigitte Bardot lucha por la causa de los animales y ha convertido a la abolición del sacrificio ritual y la clausura de los mataderos de caballos en sus dos combates prioritarios.

“Si yo tuviera que irme a otro mundo antes de haber tenido la satisfacción de lograr esos dos cambios, consideraría que he fracasado en mi vida. ¡Esa es mi plegaria!”, dice.

El 11 de septiembre, “pedí oficialmente al presidente de la República, François Hollande, que me hiciera ese regalo para mis 80 años”, señaló.

Desde que abandonó el séptimo arte, cuando tenía unos 40 años, BB lleva adelante un combate encarnizado contra el sufrimiento de los animales, sobre todo los mataderos rituales halal (musulmanes) y casher (judíos) en Francia.

“Hollande me debe ese regalo”, opina la heroína de “Y Dios creó a la mujer”, que divide su tiempo entre sus propiedades de Saint Tropez (sur de Francia), Madrage y La Garrigue.

“Nosotros somos un país laico y no tenemos que someternos a costumbres religiosas bárbaras”, exclama Brigitte Bardot, que apoyó a Marine Le Pen (Frente Nacional, extrema derecha) en las últimas elecciones presidenciales, “la única” que se “ocupó de denunciar el escándalo de la carne halal”.

Otro de sus objetivos es el cierre de los mataderos de caballos, que debe pasar por un cambio del estatuto del caballo, de animal de renta –como es reconocido actualmente en el Código Civil– al de animal de compañía.

“Nosotros somos uno de los raros países en el mundo, junto con Bélgica e Italia, donde se come caballo”, se indigna.

Otro de los combates de Brigitte Bardot es la defensa de los elefantes de África, amenazados de desaparición a causa de los cazadores furtivos.

En cuanto a las corridas de toros, es “una carnicería al aire libre”, dice el símbolo sexual de los años 60. “Hacer que un espectáculo de muerte y de sangre procure satisfacción a los espectadores es algo escandaloso”, añade.

En cuanto al cine, la ex actriz, que trabajó en unos 50 filmes, algunos de los cuales son clásicos como “En caso de desgracia”, de Claude Autant-Lara, y “El desprecio”, de Jean-Luc Godard, dice que ya no piensa en eso. “Agradezco a Dios haberme dado la suerte de tener éxito en mis dos vidas”, señala. En 1973 abandonó su carrera de actriz para dedicarse a los animales.

“Mi primera vida me permitió tener éxito en la otra. Si yo no hubiera sido Brigitte Bardot y conocida en el mundo entero, nunca hubiera podido hacer ni la décima parte de lo que hago por los animales”, reconoció la ex actriz que encarnó cierta libertad sexual en una Francia conservadora.