Paulina González, la gran triunfadora en el regreso de la ópera Turandot

Turandot TMS- Fotografía: Patricio Melo
Turandot TMS- Fotografía: Patricio Melo
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Ovacionada al cantar en dos estrenos consecutivos en las noches del viernes y sábado, la soprano chilena agrega un nuevo logro en su ascendente carrera, interpretando a la esclava Liú en los dos elencos con que la célebre obra de Puccini está de vuelta en el Teatro Municipal de Santiago, en la espectacular producción de Roberto Oswald y Aníbal Lápiz.

Por Joel Poblete

Desde su estreno mundial en 1926, la última ópera de uno de los compositores más queridos por el público en la historia de ese género, se ha convertido en uno de los títulos más populares del repertorio mundial.

Tanto por la belleza de su música que incluye hits tan célebres como el aria “Nessun dorma”, mezclando lo lírico y poético con el exotismo y lo espectacular, como por las puestas en escena imponentes y llamativas que permite al estar ambientada en una China de leyenda, “Turandot” de Giacomo Puccini no deja de fascinar al público.

En su actual regreso al Teatro Municipal de Santiago, -tras cinco años- en este 2014, en que se conmemoran 90 años de la muerte del músico, a juzgar por la entusiasta recepción de los espectadores en los estrenos de sus dos repartos, el elenco internacional y el elenco estelar -el viernes y sábado respectivamente-, no fue la excepción.

El marco visual para este retorno de “Turandot” lo da la atractiva producción de la conocida dupla argentina Roberto Oswald y Aníbal Lápiz, quienes desde su debut en el Teatro Municipal en 1978 se convirtieran en asiduos visitantes en ese escenario, regresando en diversas oportunidades (habitualmente con el primero en dirección de escena, escenografía e iluminación, y el segundo en vestuario), ofreciendo elogiados montajes con hitos como la primera tetralogía “El anillo de los nibelungos” de Wagner presentada completa en Chile.

Entre sus aciertos más recordados en nuestro país está sin duda su versión de “Turandot”, título que asumieron primero en 1979, para luego regresar en 1983 y 1993, y luego con distintas modificaciones en una nueva producción, en 2003 y 2009, la misma que se está presentando ahora en el Municipal, a modo de tributo a Oswald, quien falleciera el año pasado apenas dos meses luego de escenificar en el teatro una nueva propuesta para el “Parsifal” de Wagner.

Pese a que la dirección teatral y uso del espacio sigue siendo convencional y por momentos el escenario se ve recargado, nuevamente la escenografía e iluminación se ven resaltados por el espléndido y detallista trabajo en vestuario de Lápiz, quien supervisó la reposición del montaje, que gracias a la suma de sus elementos vuelve a ser tremendamente efectivo.

Los dos elencos que se están presentando en el Municipal (estelar e internacional), están dirigidos musicalmente por el maestro ucraniano Andriy Yurkevych, quien ya dejara una positiva impresión en sus anteriores presentaciones en ese teatro, con las óperas “La hija del regimiento” en 2007 y “Rigoletto” en 2010, así como en un concierto con la Filarmónica en 2012.

En esta ocasión Yurkevych ofreció una estupenda y atenta lectura, logrando que la orquesta se luciera tanto en la espectacularidad y opulencia sonora, como en los acentos más dulces y delicados de la partitura pucciniana.

Por su parte, el siempre sólido Coro del Teatro Municipal que dirige Jorge Klastornik, que habitualmente tiene en “Turandot” uno de sus “caballitos de batalla”, tuvo en esta oportunidad el apoyo como director invitado del prestigioso Salvatore Caputo, responsable del Coro del legendario Teatro San Carlo de Nápoles; y los resultados fueron en verdad magníficos, como se pudo apreciar tanto en el equilibrio sonoro como en algunos detalles y sutilezas que habitualmente pasan desapercibidos.

Entre los solistas vocales, la gran triunfadora en estas funciones está siendo sin duda la ascendente soprano chilena Paulina González, encarnando a la esclava Liú; luego de ganar el premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile a la mejor figura nacional en ópera del año pasado por sus roles en “Romeo y Julieta” y “Così fan tutte”, la cantante interpretó en agosto a una elogiada Desdémona en “Otello” de Verdi, y ahora debió asumir un desafío al cantar el personaje en dos noches seguidas, tanto en el elenco estelar como estaba anunciado originalmente, como además en el elenco internacional en reemplazo de la rusa Gulnara Shafigullina.

Habitualmente el cariño y simpatía del público suelen ir para quien encarne a Liú, porque además de su sacrificio final es el personaje más dulce y humano de la ópera; pero en este caso las sonoras ovaciones que premiaron a González tanto el viernes como el sábado, convirtiéndola en la artista más aplaudida en ambos elencos, no sólo fueron por simpatía, sino porque en verdad su labor fue muy lograda: su canto fue seguro y su voz fluyó hermosa y con buen manejo del volumen, destacando especialmente en sus “pianissimos”.

En el rol titular destacaron dos sopranos muy diferentes: en el elenco internacional, la portuguesa Elisabete Matos -quien en 2011 debutara en el Municipal protagonizando “Tosca”- fue una contundente Turandot, de imponente presencia y con una voz opulenta en la que destacan su poderoso abordaje de los expuestos agudos de su parte, mientras en el elenco estelar la argentina Mónica Ferracani -quien antes cantó en ese escenario en “Attila” de 2012 y el año pasado en “El trovador”- también fue convincente y supo utilizar de manera inteligente una voz que funciona mejor en otros repertorios.

Por su parte, el rol del príncipe Calaf fue cantado con resultados dispares por los mismos dos tenores que en el “Otello” de agosto se lucieron alternándose en el personaje protagónico en los elencos internacional y estelar, aunque su actuación es bastante plana y su voz oscura y estilo de canto no se adaptan tan bien al papel, como sí lo lograra en el moro de Venecia, el lituano Kristian Benedikt cumplió una labor digna afrontando heroicamente y con éxito las notas agudas, y si bien es lícito que el público exprese su parecer, no se merecía los maleducados y notorios abucheos que algunos espectadores le brindaron al final del estreno.

En el elenco estelar, luego de su aplaudido “Otello”, el chileno José Azócar volvió a ser aplaudido en un personaje que ya conoce muy bien, ya que ha interpretado a Calaf en el Municipal en las temporadas de 1993, 2003 y 2009, y además en otros escenarios latinoamericanos.

El personaje de Timur también estuvo en buenas manos en ambos repartos: en el elenco internacional el bajo ruso Alexei Tikhomirov no sólo puso su rotundo caudal sonoro al servicio de un rol breve pero importante, sino además supo dotarlo de emoción y nobleza, al igual que Homero Pérez-Miranda en el elenco estelar, en un papel que también ya ha cantado antes en el Municipal y al que aporta humanidad y dramatismo.

Los personajes cómicos de los tres ministros Ping, Pang y Pong tuvieron intérpretes de primer nivel en el elenco internacional, con los mismos excelentes, divertidos e inmejorables cantantes de 2009, los chilenos Patricio Sabaté, Pedro Espinoza y Gonzalo Araya, mientras en el elenco estelar Sergio Gallardo, Pablo Ortiz y Sergio Járlaz también estuvieron muy bien. Hay que destacar también en otros roles secundarios a cuatro buenos cantantes nacionales, como los tenores José Barrera y Gustavo Morales interpretando al anciano emperador Altoum, y los barítonos Cristián Lorca y Arturo Jiménez encarnando a un mandarín.

Con funciones en sus dos elencos, “Turandot” continuará presentándose hasta el domingo 28 de septiembre.

Turandot- Fotografía Patricio Melo

Turandot- Fotografía Patricio Melo

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Ovacionada al cantar en dos estrenos consecutivos en las noches del viernes y sábado, la soprano chilena agrega un nuevo logro en su ascendente carrera, interpretando a la esclava Liú en los dos elencos con que la célebre obra de Puccini está de vuelta en el Teatro Municipal de Santiago, en la espectacular producción de Roberto Oswald y Aníbal Lápiz.

Por Joel Poblete

Desde su estreno mundial en 1926, la última ópera de uno de los compositores más queridos por el público en la historia de ese género, se ha convertido en uno de los títulos más populares del repertorio mundial.

Tanto por la belleza de su música que incluye hits tan célebres como el aria “Nessun dorma”, mezclando lo lírico y poético con el exotismo y lo espectacular, como por las puestas en escena imponentes y llamativas que permite al estar ambientada en una China de leyenda, “Turandot” de Giacomo Puccini no deja de fascinar al público.

En su actual regreso al Teatro Municipal de Santiago, -tras cinco años- en este 2014, en que se conmemoran 90 años de la muerte del músico, a juzgar por la entusiasta recepción de los espectadores en los estrenos de sus dos repartos, el elenco internacional y el elenco estelar -el viernes y sábado respectivamente-, no fue la excepción.

El marco visual para este retorno de “Turandot” lo da la atractiva producción de la conocida dupla argentina Roberto Oswald y Aníbal Lápiz, quienes desde su debut en el Teatro Municipal en 1978 se convirtieran en asiduos visitantes en ese escenario, regresando en diversas oportunidades (habitualmente con el primero en dirección de escena, escenografía e iluminación, y el segundo en vestuario), ofreciendo elogiados montajes con hitos como la primera tetralogía “El anillo de los nibelungos” de Wagner presentada completa en Chile.

Entre sus aciertos más recordados en nuestro país está sin duda su versión de “Turandot”, título que asumieron primero en 1979, para luego regresar en 1983 y 1993, y luego con distintas modificaciones en una nueva producción, en 2003 y 2009, la misma que se está presentando ahora en el Municipal, a modo de tributo a Oswald, quien falleciera el año pasado apenas dos meses luego de escenificar en el teatro una nueva propuesta para el “Parsifal” de Wagner.

Pese a que la dirección teatral y uso del espacio sigue siendo convencional y por momentos el escenario se ve recargado, nuevamente la escenografía e iluminación se ven resaltados por el espléndido y detallista trabajo en vestuario de Lápiz, quien supervisó la reposición del montaje, que gracias a la suma de sus elementos vuelve a ser tremendamente efectivo.

Los dos elencos que se están presentando en el Municipal (estelar e internacional), están dirigidos musicalmente por el maestro ucraniano Andriy Yurkevych, quien ya dejara una positiva impresión en sus anteriores presentaciones en ese teatro, con las óperas “La hija del regimiento” en 2007 y “Rigoletto” en 2010, así como en un concierto con la Filarmónica en 2012.

En esta ocasión Yurkevych ofreció una estupenda y atenta lectura, logrando que la orquesta se luciera tanto en la espectacularidad y opulencia sonora, como en los acentos más dulces y delicados de la partitura pucciniana.

Por su parte, el siempre sólido Coro del Teatro Municipal que dirige Jorge Klastornik, que habitualmente tiene en “Turandot” uno de sus “caballitos de batalla”, tuvo en esta oportunidad el apoyo como director invitado del prestigioso Salvatore Caputo, responsable del Coro del legendario Teatro San Carlo de Nápoles; y los resultados fueron en verdad magníficos, como se pudo apreciar tanto en el equilibrio sonoro como en algunos detalles y sutilezas que habitualmente pasan desapercibidos.

Entre los solistas vocales, la gran triunfadora en estas funciones está siendo sin duda la ascendente soprano chilena Paulina González, encarnando a la esclava Liú; luego de ganar el premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile a la mejor figura nacional en ópera del año pasado por sus roles en “Romeo y Julieta” y “Così fan tutte”, la cantante interpretó en agosto a una elogiada Desdémona en “Otello” de Verdi, y ahora debió asumir un desafío al cantar el personaje en dos noches seguidas, tanto en el elenco estelar como estaba anunciado originalmente, como además en el elenco internacional en reemplazo de la rusa Gulnara Shafigullina.

Habitualmente el cariño y simpatía del público suelen ir para quien encarne a Liú, porque además de su sacrificio final es el personaje más dulce y humano de la ópera; pero en este caso las sonoras ovaciones que premiaron a González tanto el viernes como el sábado, convirtiéndola en la artista más aplaudida en ambos elencos, no sólo fueron por simpatía, sino porque en verdad su labor fue muy lograda: su canto fue seguro y su voz fluyó hermosa y con buen manejo del volumen, destacando especialmente en sus “pianissimos”.

En el rol titular destacaron dos sopranos muy diferentes: en el elenco internacional, la portuguesa Elisabete Matos -quien en 2011 debutara en el Municipal protagonizando “Tosca”- fue una contundente Turandot, de imponente presencia y con una voz opulenta en la que destacan su poderoso abordaje de los expuestos agudos de su parte, mientras en el elenco estelar la argentina Mónica Ferracani -quien antes cantó en ese escenario en “Attila” de 2012 y el año pasado en “El trovador”- también fue convincente y supo utilizar de manera inteligente una voz que funciona mejor en otros repertorios.

Por su parte, el rol del príncipe Calaf fue cantado con resultados dispares por los mismos dos tenores que en el “Otello” de agosto se lucieron alternándose en el personaje protagónico en los elencos internacional y estelar, aunque su actuación es bastante plana y su voz oscura y estilo de canto no se adaptan tan bien al papel, como sí lo lograra en el moro de Venecia, el lituano Kristian Benedikt cumplió una labor digna afrontando heroicamente y con éxito las notas agudas, y si bien es lícito que el público exprese su parecer, no se merecía los maleducados y notorios abucheos que algunos espectadores le brindaron al final del estreno.

En el elenco estelar, luego de su aplaudido “Otello”, el chileno José Azócar volvió a ser aplaudido en un personaje que ya conoce muy bien, ya que ha interpretado a Calaf en el Municipal en las temporadas de 1993, 2003 y 2009, y además en otros escenarios latinoamericanos.

El personaje de Timur también estuvo en buenas manos en ambos repartos: en el elenco internacional el bajo ruso Alexei Tikhomirov no sólo puso su rotundo caudal sonoro al servicio de un rol breve pero importante, sino además supo dotarlo de emoción y nobleza, al igual que Homero Pérez-Miranda en el elenco estelar, en un papel que también ya ha cantado antes en el Municipal y al que aporta humanidad y dramatismo.

Los personajes cómicos de los tres ministros Ping, Pang y Pong tuvieron intérpretes de primer nivel en el elenco internacional, con los mismos excelentes, divertidos e inmejorables cantantes de 2009, los chilenos Patricio Sabaté, Pedro Espinoza y Gonzalo Araya, mientras en el elenco estelar Sergio Gallardo, Pablo Ortiz y Sergio Járlaz también estuvieron muy bien. Hay que destacar también en otros roles secundarios a cuatro buenos cantantes nacionales, como los tenores José Barrera y Gustavo Morales interpretando al anciano emperador Altoum, y los barítonos Cristián Lorca y Arturo Jiménez encarnando a un mandarín.

Con funciones en sus dos elencos, “Turandot” continuará presentándose hasta el domingo 28 de septiembre.

Turandot- Fotografía Patricio Melo

Turandot- Fotografía Patricio Melo