La Comisión Ballenera Internacional (CBI) autorizó el lunes la caza de más de 200 ballenas por año para los habitantes de Groenlandia, en nombre de la subsistencia de los pueblos aborígenes, indicaron ONG que criticaron esta decisión.

Los 88 países de la CBI iniciaron el lunes en Portoroz, Eslovenia, su 65ª sesión para debatir sobre las derogaciones a la moratoria de la caza de ballenas pedidas por Japón y Groenlandia, y la creación de santuarios en el Atlántico sur.

Con 46 votos contra 11 y tres abstenciones, los países miembros otorgaron una cuota anual de más de 200 ballenas, principalmente rorcuales minke, a Groenlandia, indicaron las ONG.

“Tememos que esta nueva cuota otorgue a Groenlandia más carne de ballena que la que necesita su pueblo autóctono para su subsistencia y que el sobrante se siga vendiendo comercialmente, incluso a turistas”, lamentó el Animal Welfare Institute (AWI).

Groenlandia afirmó necesitar 800 toneladas de carne de ballena anuales para la subsistencia de la población autóctona, pero estudios académicos muestran que los inuit consumen cerca de 500 toneladas al año, agregó.

“Resulta triste ver a tantas naciones a las que les preocupa la ballena, incluyendo al bloque europeo, apoyar una cuota reforzada para la caza de Groenlandia”, declaró por su parte Bernie Unti, de la ONG Human Society International.

El voto europeo permitió obtener los tres cuartos necesarios para adoptar el texto. Varios países latinoamericanos votaron contra su adopción.

Esta 65ª sesión del órgano, que está a cargo a nivel mundial de los grandes cetáceos, durará hasta el jueves. Es la primera desde que en abril la Corte Internacional de Justicia (CIJ) estimó que Japón estaba aprovechando con fines comerciales su programa científico de captura de ballenas.

“La Comisión Ballenera ha demorado mucho para adoptar reformas que protejan a las ballenas de la caza supuestamente científica, la cual, en realidad, oculta una cosecha de carne de ballena”, declaró este lunes Aimee Leslie, de la delegación de la ONG ambientalista WWF, presente en la ciudad eslovena.

Japón anunció en un primer momento que respetaría la decisión de la CIJ, y renunció a su campaña 2014-2015 en el océano Antártico.

Sin embargo, Tokio ha vuelto a la carga, diciendo que presentará para 2015-2016 un nuevo programa de caza científica, conforme a las exigencias previstas por la moratoria de 1986.

Otros países, como Nueva Zelanda, se oponen a estos proyectos japoneses. La CBI podría no aprobar el programa de pesca científica presentado por Japón, pero en cualquier caso no tendrá poder para sancionar al país asiático.

Desde que en 1986 se puso en marcha una moratoria sobre la captura de ballenas, las poblaciones de estos cetáceos han aumentado globalmente. Pese a ello, algunas especies siguen amenazadas, como la ballena gris del Pacífico noroeste, la ballena franca del Atlántico noroeste, y la ballena azul, el animal más grande del planeta.

En la reunión se abordará también la creación de santuarios en el Atlántico sur. La cuestión ya se negoció sin resultado en ocasiones anteriores, y para ser aprobada deberá contar con el apoyo del 75% de países.

La creación de santuarios busca proteger determinadas zonas, incluso si en el futuro se levanta o se aligera la moratoria vigente desde 1986.

Noruega e Islandia son integrantes de la CBI, pero rechazaron la moratoria de 1986 y mantienen la caza comercial de ballenas, con 594 y 169 capturas respectivamente en 2013.

La Unión Europea (UE) y Estados Unidos, entre otros, instaron a Islandia a dejar de cazar ballenas.