Banda indie Interpol estrena nuevo y melancólico disco

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Cuando Interpol lanzó su primer álbum de oscuro pero refinado rock, el iPod acababa de nacer, Facebook no existía y muchos de sus fans conocieron a la banda independiente en bares neoyorquinos pequeños y sombríos.

En momentos en que el grupo inicia una gira para promocionar su quinto álbum, “El Pintor”, el guitarrista Daniel Kessler considera que Interpol llegó a su madurez musical justo en el momento adecuado: cuando se podía desarrollar un sonido y crear un disco –un concepto– completo, que se compraba en tiendas físicas.

Ahora los artistas crean “singles” que son instantáneamente descargados de internet, destacó Kessler.

“Me siento muy afortunado de haber logrado lo que hicimos. Aparecimos cuando la era digital se cernía sobre nosotros, pero al principio no nos beneficiamos de ella para nada”, dijo Kessler a la agencia de noticias AFP en el vestíbulo de un lujoso hotel en Manhattan’s Bowery, que aún era una zona de cuidado cuando Interpol comenzaba a tocar en bares.

“La forma como se originó la banda se parece más a cómo funcionaban las cosas en los viejos tiempos de la industria musical”, dijo. “Luego, fue como una pequeña Toma de la Bastilla, en cierto modo”, acotó.

Kessler, que cumple 40 este mes, se apresuró a añadir que ve aspectos positivos en el nuevo entorno de la música. Por ejemplo, ahora los fans en lugares remotos donde hay pocas o mal abastecidas tiendas de discos, pueden descubrir fácilmente a artistas y sellos musicales.

Además, las disqueras pueden fácilmente impulsar álbumes débiles mediante el lanzamiento de éxitos individuales.

Pero, para Kessler, Interpol es sin duda “una banda de álbum”, no de “singles”: “En el plano artístico, un álbum es como un libro y todas las canciones apoyan la visión de un conjunto”.

En “El Pintor”, Interpol establece inmediatamente el tono del álbum con tema apropiadamente titulado “All the Rage Back Home” (“Toda la furia en casa”). La canción comienza gentilmente con la melancólica voz de Paul Banks, antes de dar un súbito cambio hacia un bailable post-punk con Sam Fogarino en la batería, que conduce hacia un furioso final.
http://youtu.be/-u6DvRyyKGU

Un álbum de rock and roll crudo

Este nuevo álbum tiene reminiscencias del debut de Interpol en 2002 con “Turn on the Bright Lights” y el siguiente disco “Antics”, de 2004, cuando el grandioso, pero sombrío, tono de la banda cosechó comparaciones con Joy Division. La diferencia es que ahora Interpol busca además una estética más limpia.

“El Pintor” (título original, en español) es el primer álbum de la banda como trío. Carlos Dengler, cuyas líneas de bajo staccato caracterizaron el temprano Interpol, abandonó el grupo tras grabar el último disco en 2010 y se enfiló hacia un camino más experimental y con mayor uso del teclado.

Para “El Pintor”, el cantante Banks se encargó del bajo. Kessler dijo que los miembros de la banda nunca teorizaron mucho sobre el sonido –sólo dejaron que las cosas fluyeran naturalmente–, pero que se dieron cuenta de que no necesitaban demasiado el teclado.

“No hacemos canciones más complicadas de lo que deben ser”, dijo. “Es un álbum de rock and roll bien crudo al final del día”, acotó.

La banda está comenzando una extensa gira con fechas fijadas hasta febrero del año próximo. Kessler dijo que la banda está orgullosa de su popularidad internacional y citó, en particular, su éxito en México, donde Banks vivió parte de su infancia.

Los fans mexicanos “son muy abiertos y apasionados, y creo que es algo cultural en cierto sentido”, dijo Kessler, al recordar un espectáculo en la capital en 2005 que debió suspenderse porque los saltos de los espectadores casi tiraron abajo las instalaciones de sonido.

Como contraste, Kessle se manifestó sorprendido que la banda no haya desenvuelto un mayor seguimiento en Japón.

Luego de recorrer las principales ciudades de Estados Unidos en lo que queda del año, la banda viajará a Europa, donde se estará presentando durante enero y febrero e incluirá shows en ambientes más íntimos como en el L’Olympia de París y The Roundhouse en Londres.

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Cuando Interpol lanzó su primer álbum de oscuro pero refinado rock, el iPod acababa de nacer, Facebook no existía y muchos de sus fans conocieron a la banda independiente en bares neoyorquinos pequeños y sombríos.

En momentos en que el grupo inicia una gira para promocionar su quinto álbum, “El Pintor”, el guitarrista Daniel Kessler considera que Interpol llegó a su madurez musical justo en el momento adecuado: cuando se podía desarrollar un sonido y crear un disco –un concepto– completo, que se compraba en tiendas físicas.

Ahora los artistas crean “singles” que son instantáneamente descargados de internet, destacó Kessler.

“Me siento muy afortunado de haber logrado lo que hicimos. Aparecimos cuando la era digital se cernía sobre nosotros, pero al principio no nos beneficiamos de ella para nada”, dijo Kessler a la agencia de noticias AFP en el vestíbulo de un lujoso hotel en Manhattan’s Bowery, que aún era una zona de cuidado cuando Interpol comenzaba a tocar en bares.

“La forma como se originó la banda se parece más a cómo funcionaban las cosas en los viejos tiempos de la industria musical”, dijo. “Luego, fue como una pequeña Toma de la Bastilla, en cierto modo”, acotó.

Kessler, que cumple 40 este mes, se apresuró a añadir que ve aspectos positivos en el nuevo entorno de la música. Por ejemplo, ahora los fans en lugares remotos donde hay pocas o mal abastecidas tiendas de discos, pueden descubrir fácilmente a artistas y sellos musicales.

Además, las disqueras pueden fácilmente impulsar álbumes débiles mediante el lanzamiento de éxitos individuales.

Pero, para Kessler, Interpol es sin duda “una banda de álbum”, no de “singles”: “En el plano artístico, un álbum es como un libro y todas las canciones apoyan la visión de un conjunto”.

En “El Pintor”, Interpol establece inmediatamente el tono del álbum con tema apropiadamente titulado “All the Rage Back Home” (“Toda la furia en casa”). La canción comienza gentilmente con la melancólica voz de Paul Banks, antes de dar un súbito cambio hacia un bailable post-punk con Sam Fogarino en la batería, que conduce hacia un furioso final.
http://youtu.be/-u6DvRyyKGU

Un álbum de rock and roll crudo

Este nuevo álbum tiene reminiscencias del debut de Interpol en 2002 con “Turn on the Bright Lights” y el siguiente disco “Antics”, de 2004, cuando el grandioso, pero sombrío, tono de la banda cosechó comparaciones con Joy Division. La diferencia es que ahora Interpol busca además una estética más limpia.

“El Pintor” (título original, en español) es el primer álbum de la banda como trío. Carlos Dengler, cuyas líneas de bajo staccato caracterizaron el temprano Interpol, abandonó el grupo tras grabar el último disco en 2010 y se enfiló hacia un camino más experimental y con mayor uso del teclado.

Para “El Pintor”, el cantante Banks se encargó del bajo. Kessler dijo que los miembros de la banda nunca teorizaron mucho sobre el sonido –sólo dejaron que las cosas fluyeran naturalmente–, pero que se dieron cuenta de que no necesitaban demasiado el teclado.

“No hacemos canciones más complicadas de lo que deben ser”, dijo. “Es un álbum de rock and roll bien crudo al final del día”, acotó.

La banda está comenzando una extensa gira con fechas fijadas hasta febrero del año próximo. Kessler dijo que la banda está orgullosa de su popularidad internacional y citó, en particular, su éxito en México, donde Banks vivió parte de su infancia.

Los fans mexicanos “son muy abiertos y apasionados, y creo que es algo cultural en cierto sentido”, dijo Kessler, al recordar un espectáculo en la capital en 2005 que debió suspenderse porque los saltos de los espectadores casi tiraron abajo las instalaciones de sonido.

Como contraste, Kessle se manifestó sorprendido que la banda no haya desenvuelto un mayor seguimiento en Japón.

Luego de recorrer las principales ciudades de Estados Unidos en lo que queda del año, la banda viajará a Europa, donde se estará presentando durante enero y febrero e incluirá shows en ambientes más íntimos como en el L’Olympia de París y The Roundhouse en Londres.