El magnate estadounidense de la industria pornográfica Larry Flynt celebra este año el 40 aniversario de su famosa revista X Hustler, indemne a todas las batallas legales que su fundador ha tenido que afrontar.

“Soy la persona que proporciona el mayor número de contenido para adultos. Estamos en más de 60 países y seguimos creciendo”, señala en una entrevista con la AFP este hombre de 71 años, vestido con un traje chaqueta claro y anillos de oro salpicados de diamantes.

Su despacho situado en el exclusivo barrio angelino de Beverly Hills, que mezcla el estilo rococó con el imperial, está plagado de fotos con su esposa, el expresidente Bill Clinton y otras celebridades, caricaturas y una colección de las mejores portadas de su revista.

La tapa del número que conmemoró el aniversario, publicado en julio, está protagonizado por una rubia, portando solo un collar largo de perlas. En el interior las imágenes suben descaradamente de temperatura: fotografías explícitas y planos detallados.

“Un estudio muestra que a las mujeres les gusta la calidad, las imágenes bonitas y las puestas en escena. A los hombres les da igual, les gusta lo explícito”, asegura el empresario, paralítico desde que en 1978 fue víctima de un intento de asesinato.

Como muchos medios, las ventas de X Hustler han caído debido al aumento del contenido porno gratis en Internet.

Pero “seguiremos publicando la revista mientras sea rentable”, avisa. “Luego estaremos sólo en Internet”.

Por ahora su edición digital “no da mucho dinero”, al sufrir la competencia directa de los sitios que ofrecen gratis videos porno.

Libertad para lo que uno odia

Las cadenas de televisión X y la suscripción a videos garantiza en cualquier caso el futuro económico de su imperio, al igual que las tiendas de accesorios eróticos y los casinos.

“El año pasado fue nuestro mejor año”, afirma Flynt. La venta de la sede de Hustler en Beverly Hills por 89 millones de dólares ayudó a lograr buenos beneficios.

Pero de lo que más orgulloso se siente es de sus victorias legales a favor de la libertad de expresión acumuladas a lo largo de los años gracias a la Primera Enmienda.

Los detractores “no han podido sacarnos del negocio, a pesar de que lo han probado con todas sus fuerzas”, dice.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, el magnate ha sido denunciado por pornografía, obscenidad, ultraje a la bandera estadounidense y negación a revelar sus fuentes.

El director de cine Milos Forman rememoró en su film “The People vs Larry Flynt” el proceso más célebre, cuando el empresario ganó en la Corte Suprema la denuncia por estrés emocional tras un anuncio de publicidad en el que aparecía el reverendo Jerry Flawell.

“Este caso ayudó a los medios”, defiende Flynt, para quien este triunfo permitió que hoy en día existan programas tan aclamados por los estadounidenses como “The Colbert Report” o “The Daily Show”.

El magnate sostiene que los ciudadanos no comprenden lo que significa e implica defender la libertad de expresión.

“No se lucha por lograr libertad para las ideas que uno ama, sino libertad para las ideas que más se odia”, declara.

Flynt es un férreo defensor de las libertades y los derechos humanos, que apoya a los homosexuales y condena la pena de muerte -llegó a rechazar (en vano) la ejecución por otros delitos del hombre que lo postró a una silla de ruedas-.

Su implicación en política no se debe a los mismos motivos que mueven a la mayoría de las personas.

“A mí me da igual quién es el presidente (de Estados Unidos), lo que me importa es a quién nombra en la Corte Suprema porque son nombramientos vitalicios y sus decisiones afectan la vida de todos a diario”, subraya.