Los países del Golfo, socios potenciales de Washington contra el Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria, mantuvieron esta semana conversaciones de alto nivel, incluso con Irán, aun cuando los expertos dudan de la rápida formación de una potente coalición para luchar contra los yihadistas.

Los especialistas consideran que las grandes divergencias y rivalidades entre algunos Estados del Golfo les impedirán actuar en el mismo bando.

A falta de una estrategia, el presidente estadounidense, Barack Obama, rechazó el jueves bombardeos a medio plazo en Siria y subrayó la necesidad de apoyarse en “socios regionales fuertes”. El secretario de Estado norteamericano John Kerry debe viajar próximamente a Oriente Medio.

En el centro de las reuniones en el Golfo, se encuentra el ministro saudita de Relaciones Exteriores, el príncipe Saud al Faysal, quien desde el domingo se ha reunido con varios países vecinos e incluso con Irán.

Tras una de ellas sobre Siria, en un comunicado conjunto, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Catar y Jordania mostraron su voluntad de “actuar seriamente” contra la “progresión de la ideología terrorista y extremista”.

El príncipe Faysal recibió dos días después al viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, en el primer encuentro a este nivel desde la elección del presidente iraní Hasan Rohani hace más de un año.

La Arabia Saudita sunita y el Irán chiita mantienen habitualmente relaciones tensas. El encuentro abordó los “desafíos a los que se enfrenta la región, como el extremismo”, según un diplomático iraní.

Un día después, el canciller saudita, acompañado del ministro saudita del Interior y del jefe de los servicios secretos, viajó a Catar antes de visitar también Bahréin y EAU.

Intento de acercamiento Arabia/Catar

Mientras la comunidad internacional aborda actualmente la situación en Irak y en Siria, Catar mantiene una crisis diplomática desde hace seis meses con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.

En marzo, los tres países llamaron a consultas a sus embajadores en Doha, al acusar a Catar de inmiscuirse en sus asuntos y de desestabilizar la región a causa de su apoyo al movimiento islamista y a los Hermanos Musulmanes.

Los ministros de Relaciones Exteriores de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -los cuatro países afectados por la crisis diplomática junto a Kuwait y Omán- tienen previsto reunirse este sábado en Yeda (oeste de Arabia Saudita).

Según los expertos, un fracaso de esta reunión perjudicaría a un eventual frente común en el Golfo contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), calificados de “enemigo número uno” del islam por el gran muftí de Arabia Saudita.

“Catar hizo todo lo posible para gustar a Riad, pero Riad aún no está satisfecho”, consideró Abduljaleq Abdula, profesor de Ciencias Políticas en la universidad de EAU.

Por su parte, Frederic Wehrey, experto sobre el Golfo en el instituto Carnegie Endowment for International Peace, se mostró prudente sobre la formación de un frente árabe común y de una coalición militar contra el EI, ya que los seis países de la CCG ya tienen problemas para cooperar militarmente entre ellos a causa de la “desconfianza” en el mando.

Wehrey no ve tampoco que “la hostilidad mutua de Arabia Saudita e Irán hacia el EI evolucione hacia una cooperación realmente positiva”, al existir “otros asuntos estratégicos que les separan”.

“No son únicamente las divisiones sunitas/chiitas y persas/árabes, sino también [los asuntos de] Siria, Líbano, Bahréin, el programa nuclear [iraní] y, en especial, la presencia estadounidense en la región” que Riad quiere y Teherán rechaza, precisó.