Dos condenados a muerte fueron ahorcados este viernes de mañana en Japón, lo que lleva a tres el número de ejecutados en lo que va de este año y a once desde el regreso al poder de los conservadores, en diciembre de 2012, anunció el ministerio de Justicia.

La ejecución más reciente databa del pasado 26 de junio. Se trata de la sexta vez que durante el gobierno de derecha (1 año y 8 meses) se ejecuta a reos por ahorcamiento.

Según los medios de comunicación nipones, aún quedan 125 condenados en el “corredor de la muerte”.

El ritmo de las ejecuciones es muy variable en Japón en función de la opinión del ministro de Justicia de turno, cuya firma es indispensable para concretarlas.

De esta manera, a pesar del amplio apoyo de la población nipona a la pena capital, este país no ejecutó a nadie durante 2011, lo que fue una novedad en 20 años, puesto que los ministros de Justicia de centro-izquierda que se sucedieron en la época rechazaron firmar sentencias de muerte. Pero, en marzo de 2012 se reanudaron las ejecuciones con el ahorcamientos de tres asesinos reincidentes.

Japón y Estados Unidos son las únicas democracias industrializadas que aplican la pena capital, una práctica permanentemente denunciada y contestada por las asociaciones internacionales de defensa de los derechos humanoa.

Aunque la pena de muerte no es objeto de debates apasionados en el archipiélago, la polémica ha sido alimentada en los últimos años tras revelarse varios errores judiciales que llevaron al “corredor de la muerte” a eventuales inocentes.

El caso más reciente y el más célebre ha sido el de Iwao Hakamada, un hombre de 78 años de edad, liberado tras esperar durante casi medio siglo su ejecución.

A pesar de la confirmación de su pena en 1980 por parte de la Corte Suprema, la justicia decidió en marzo pasado liberarlo a la espera de ser de nuevo juzgado como consecuencia de nuevas dudas sobre su culpabilidad.