Una mujer panameña que había sido sometida a una cesárea en octubre de 2013 cargó durante nueve meses unas tijeras en su vientre, dejadas allí por los médicos que le habían hecho la operación, contó este lunes la afectada.

Yizzel Morán, una mujer de 30 años y de bajos recursos, acudió en 2013 a una clínica privada en la capital para someterse a una cesárea, después de años de ahorro para tener a su primer hijo.

Tras el alumbramiento el 20 de octubre de 2013, Morán siguió con fuertes dolores de vientre durante varios meses, aunque los doctores que visitó sólo le recetaron antiinflamatarios y laxantes, según contó en una entrevista al canal Telemetro.

Tras el parto “seguían los dolores y de allí de nuevo diclofenaco, laxantes, (los médicos) me revisaban pero nunca me hicieron una placa un ultrasonido ni nada”, narró Morán desde una sencilla casa ubicada en Loma Cová, en el distrito de Arraiján, 20 km al oeste de la capital panameña.

Morán estuvo nueve meses con dolores y casi sin poder moverse hasta que el mes pasado acudió al hospital público de Santo Tomás, en la capital.

“Fue toda la noche haciendo exámenes, sangre, de allí hasta que me hicieron las placas y en las placas es que salían las tijeras”, aseguró Morán.

La pesadilla de Morán finalizó el pasado 18 de julio, cuando le pudieron sacar las tijeras quirúrgicas de su vientre.

Este aparente descuido médico ha hecho que, junto a su esposo, haya tenido que dejar su apartamento en la capital panameña y trasladarse a la casa de su mamá en Arraiján porque no puede subir escaleras ni caminar demasiado.

Según Morán, cuyo aspecto es el de una mujer embarazada por lo hinchado de su vientre, los doctores le han tenido que quitar 30 cm. de su intestino, sólo puede comer alimentos especiales y no puede cargar a su hijo de 10 meses.

Morán interpuso una demanda por daños y perjuicios para que “las personas responsables paguen por su error”, asegura su marido Jorge Muñoz.

“Es un error humano, pero hasta la fecha no dan respuesta de nada”, lamenta Muñoz.