La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha sido imputada por la justicia francesa por “negligencia” en un polémico caso de arbitraje privado en Francia, lo que debilita enormemente su situación en la institución aunque ha descartado dimitir.

Lagarde, cuya suerte está ahora en manos del Consejo de Administración del Fondo Monetario Internacional, anunció este miércoles a la AFP su imputación en el caso del arbitraje ocurrido cuando era ministra de Economía en Francia para poner fin a un litigio entre el polémico empresario Bernard Tapie y el banco Crédit Lyonnais.

Interrogada por la AFP para saber si pretende dimitir de su cargo en el FMI, la ex ministra de Economía francesa lo negó tajantemente. “Vuelvo a trabajar a Washington esta misma tarde”, aseguró.

Lagarde sucedió en 2011 al frente del FMI al también francés Dominique Strauss-Kahn, arrastrado por un escándalo sexual en Nueva York.

La directora del FMI tuvo que responder el martes, por cuarta vez, durante más de 15 horas a los jueces de la Corte de Justicia de la República (CJR), instancia habilitada para investigar a los miembros del gobierno por las presuntas irregularidades cometidas en el ejercicio de sus funciones.

“La comisión de instrucción del CJR ha decidido mi imputación sobre la base de una simple negligencia”, anunció el miércoles a la AFP en el bufete de su abogado Yves Repiquet.

ESTAFA EN BANDA ORGANIZADA

“Después de tres años de instrucción y decenas de horas de interrogatorios, la comisión se rindió a la evidencia de que no he sido cómplice de ninguna infracción, por lo que se ha limitado a alegar que no habría sido suficientemente vigilante en el arbitraje” que otorgó al polémico empresario Tapie una millonaria indemnización.

“He pedido a mi abogado que presente todos los recursos a esta decisión que considero totalmente infundada”, agregó.

La justicia investiga la sentencia arbitral de 2008 que concedió 400 millones de euros a Bernard Tapie, de ellos 45 millones por daños morales, para acabar con un largo litigio entre el empresario y el banco Crédit Lyonnais por la reventa de la empresa de artículos deportivos Adidas.

Cinco personas están acusadas de “estafa en banda organizada”, entre ellos el propio Tapie y el exdirector de gabinete de Lagarde cuando era ministra de Economía y actual consejero delegado de la compañía teléfonica Orange, Stéphane Richard.

Los jueces tratan de determinar si esta sentencia fue fruto de “un simulacro” de arbitraje organizado con el aval del gobierno de la época, cuando Nicolas Sarkozy era presidente del país.

Lagarde, que siempre ha asegurado haber actuado “conforme a la ley” en este asunto, quedó en mayo de 2013 como testigo asistido, una figura judicial situada entre el simple testigo y la acusación.

Hasta ahora, la institución de Washington le ha brindado su apoyo, pero la imputación formal podría cambiar su situación aunque haya sido solo por “negligencia”, un delito que le puede acarrear la cárcel y una multa de 15.000 euros.

Los jueces instructores le reprochan que no recurriera el fallo del arbitraje.

Lagarde siempre ha reivindicado la responsabilidad del arbitraje y la decisión de renunciar a pedir su anulación, alegando la voluntad de poner fin a unas diligencias largas y costosas.

También ha desmentido que actuara por orden de Nicolas Sarkozy, que habría querido conseguir el apoyo de Bernard Tapie, exministro de izquierda en los años 1990.