La ingesta de antidepresivos durante el embarazo podría estar relacionada con el riesgo de hiperactividad de los niños, sugiere un estudio estadounidense publicado este martes en una revista del grupo Nature.

Los trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se caracterizan por las dificultades que tienen algunos niños para concentrarse o llevar a cabo actividades complejas.

Estos desórdenes afectarían del 3 al 5% de los niños en edad escolar en Francia, según diferentes estudios, y se caracterizan por una fuerte impulsividad y la dificultad para permanecer sentado en el mismo lugar o esperar su turno.

En este estudio publicado en Molecular Psychiatry (grupo Nature), expertos del Massachusetts General Hospital “observan un riesgo persistente de TDAH tras una exposición a los antidepresivos, particularmente durante el primer trimestre” del embarazo.

Este estudio estadístico ha sido realizado con datos de un sistema de cuidados del noreste de Estados Unidos, con una muestra de 2.243 menores con problemas de TDAH y con 1.377 niños autistas.

El objetivo inicial era establecer si los antidepresivos durante el embarazo son causantes del riesgo creciente de autismo, como lo habían sugerido algunos estudios.

En este sentido, los investigadores estiman que, finalmente, el vínculo es “no significativo”, pues hay que tener en cuenta otro factor potencialmente agravante para el autismo en el niño: el estado depresivo de la madre.

En cambio, los investigadores han encontrado que la asociación es “significativa” entre la ingesta de antidepresivos por parte de la madre gestante y el riesgo de desórdenes de atención con hiperactividad en el niño.

Este riesgo es no obstante “modesto en términos absolutos”, y el resultado puede haberse visto afectado por errores en materia de clasificación, reconocen los investigadores, que reclaman estudios adicionales sobre este asunto.

En un comentario separado, el psiquiatra británico Guy Goodwin también se muestra prudente. Considera que el alcance del estudio es “limitado” y estima que es “posible e incluso probable” que el efecto observado esté relacionado con riesgos genéticos crecientes, heredados de la madre, de sufrir trastornos psiquiátricos.