Rifles de asalto apuntando a civiles y policías encaramados en vehículos blindados: para contener a los manifestantes en Ferguson, la policía sacó la artillería pesada y mostró la militarización de las fuerzas del orden en Estados Unidos, que muchos estadounidenses consideran “totalmente desproporcionada”.

Desde la muerte el sábado de Michael Brown, un joven negro desarmado abatido por el disparo de un policía, el enojo de los manifestantes de Ferguson, un suburbio de St. Louis se ha transformado en disturbios urbanos.

Pero es la respuesta de la policía la que ha escandalizado a la ciudadanía.

Las fuerzas de seguridad no sólo utilizaron gas lacrimógeno tradicional sino también fusiles de asalto M-4 y granadas ensordecedoras. Un francotirador con uniforme militar de élite apuntando a la multitud, encaramado en un vehículo blindado, fue visto en imágenes divulgadas en las redes sociales.

Además, periodistas fueron detenidos brevemente por la fuerza por la policía el miércoles por la noche, llevando a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) a denunciar la “intimidación” de la cual los reporteros fueron víctimas.

El propio presidente Barack Obama intervino el jueves para llamar a la calma, mientras sostuvo que “ninguna excusa” puede justificar la violencia contra los oficiales o “el uso excesivo de la fuerza” por parte de la policía.

“Yo retuitié una imagen de un niño al que la policía le apunta con un arma láser. No lleva camisa y mucho menos un arma”, dijo a la AFP Nathan Bethea, un excapitán de Infantería del ejército estadounidense que pasó 13 meses en misión en Afganistán.

“Esto es Estados Unidos, en una pequeña ciudad, y la policía se comporta como si estuvieran invadiendo de nuevo Faluya en Irak, en 2004″, el combate que el ejército estadounidense sostuvo con los rebeldes sunitas.

“Es totalmente desproporcionado”, dijo indignado Bethea.

“Arsenal de armas de guerra”

La policía de Ferguson se beneficia como otros 8.000 cuerpos de policía local del “programa 1033″. Este programa, iniciado en la década de 1990, permite al Pentágono reciclar equipos transfiriéndolos a la policía, a demanda de éstas fuerzas.

De acuerdo con la Agencia de logística del Pentágono, el año pasado el ejército proporcionó el equivalente a 450 millones de dólares en equipo militar a los cuerpos de policías locales estadounidenses. Allí se incluyeron desde gafas de visión nocturna hasta armas y vehículos blindados.

“A través de éste programa, las policías locales han acumulado verdaderos arsenales de armas de guerra”, señaló Kara Dansky, de la poderosa Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés).

En un estudio llamado “La guerra llega a casa” (“War comes Home”), publicado en junio, Dansky condena la “excesiva militarización de la policía estadounidense”.

El senador republicano Rand Paul (Kentucky) pidió el jueves la desmilitarización de la policía, al igual que la senadora demócrata Claire McCaskill (Misuri).

El uso del grupo especial de élite SWAT es cada vez más frecuente, y ha puesto en evidencia cómo la militarización de la policía erosiona la confianza pública en las fuerzas de seguridad.

“Estudiamos 800 redadas del SWAT en un período de dos años. En el 7% de los casos, la situación requería su empleo, pero en el 80% de los casos, las incursiones en casas particulares sólo sirvieron para encontrar muy pequeñas cantidades de drogas”, dijo Dansky a la AFP.

Más preocupante, dijo, es que “el uso innecesario de equipos y técnicas paramilitares exacerba el riesgo de episodios violentos y pone en peligro a la población”.

¿Entonces por qué estar armado hasta los dientes cuando se trata de una pequeña ciudad estadounidensesque que, a priori, no parece en peligro de acabar a fuego y sangre?

Larry Amerson es sheriff del Condado rural de Calhoun, Alabama (sur). El Pentágono le dio recientemente un MRAP, un vehículo blindado diseñado para resistir a artefactos explosivos improvisados , y para él tiene sentido.

“En 2000, tuvimos que tratar con un desequilibrado que disparó a tres de mis agentes. No era posible atraparle porque el hombre siguió disparando y no pudimos protegernos. Con el MRAP podemos movernos en entornos peligrosos de forma segura”, dijo a la AFP