El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se pronunció este jueves a favor del uso terapéutico de la marihuana en Colombia y reiteró que la guerra mundial contra las drogas “ha fracasado”, durante un foro sobre la política antinarcóticos.

“Vemos con buenos ojos la iniciativa sobre la utilización medicinal y terapéutica de la marihuana”, aseguró el mandatario, dando así su apoyo público a la iniciativa para permitir este uso del cannabis, propuesto por el oficialista Partido Liberal para esta legislatura en el Congreso, que inició sesiones el 20 de julio.

“La entendemos como una medida práctica, compasiva, para reducir el dolor y la ansiedad de los pacientes con enfermedades terminales, pero también como una forma de comenzar a sacar de las manos de los criminales el ser los intermediarios entre el paciente y una sustancia que les va a permitir aliviar su sufrimiento”, dijo Santos.

El proyecto de ley ya es parte de la agenda del Congreso, donde el oficialismo cuenta con mayorías, y será discutido a partir de septiembre, informó por su parte a la AFP el senador Juan Manuel Galán, impulsor de la propuesta.

“Es un respaldo importantísimo, fundamental porque se trata del jefe del Estado comprometiéndose con esta iniciativa, que busca empezar a transformar la política antidrogas” en Colombia, dijo el congresista sobre el apoyo de Santos.

En Colombia, el consumo y comercialización de marihuana está prohibido. Sin embargo, la posesión de 20 gramos de cannabis como dosis personal fue despenalizada en 2012.

Colombia produce marihuana, pero se destaca por ser uno de los principales proveedores mundiales de cocaína, con unas 290 toneladas de esta droga producidas en 2013, según cifras de la ONU.

La forma como los gobiernos abordan el problema de las drogas y el narcotráfico podría estar en el inicio de un cambio de paradigma. En Estados Unidos, 23 de los 50 estados ya permiten la venta de marihuana con fines terapéuticos, mientras otros dos estados aprueban la compra, venta y consumo del cannabis meramente recreativo.

Pero el país que ha ido más lejos en esta materia es Uruguay: una ley aprobada en diciembre pasado dejó en manos del Estado la tarea de controlar todos los eslabones de la cadena, desde la importación de las semillas y la siembra de la planta, hasta la venta de la sustancia en farmacias con fines recreativos y tras un proceso de inscripción.