La confianza de los inversores en Alemania está en caída libre, lastrada por el impacto de las sanciones contra Rusia y un crecimiento que podría estancarse en el segundo trimestre, comprometiendo su papel de locomotora de la zona euro.

El nivel de confianza de los empresarios alemanes cayó a su nivel más bajo desde diciembre de 2012, según el barómetro ZEW publicado este martes: se ha hundido 18,5 puntos en agosto con relación a julio, para llegar a los 8,6 puntos.

Una pésima señal a dos días de la publicación del Producto Interno Bruto (PIB), que no se espera particularmente alentador. Los analistas interrogados por la agencia DowJones Newswires esperan que el PIB se contraiga un 0,1% con relación al inicio del año.

Esta caída de la confianza de los financieros alemanes no es solo el octavo repliegue consecutivo del índice ZEW, sino su peor caída desde junio de 2012. La zona euro estaba entonces al borde de la implosión. La decisión del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de que haría todo lo posible para salvar al viejo continente y preservar su moneda única ayudó a superar la crisis.

Esta importante pérdida de confianza de los inversores “está relacionada, probablemente, con las tensiones geopolíticas que afectan ahora a la economía alemana”, explica el instituto ZEW.

Algunos analistas incluso hablan del “efecto Putin”.

Las sanciones internacionales contra Rusia preocupan en particular a Alemania, ya que Moscú es un socio importante. El recrudecimiento del conflicto israelo-palestino e iraquí no hacen más que agravar esa preocupación.

Estas tensiones son probablemente “temporales”, explica Jennifer McKeown, economista de Capital Economics. “Pero mientras los riesgos geopolíticos sigan socavando la confianza, más crece la amenaza para la actividad real de las empresas y el gasto de los consumidores”.

- Serie de malos datos -

La caída del barómetro ZEW constituye “otra señal preocupante para la economía alemana”, asegura la economista. El deterioro de la visión de los inversores de la situación actual cayó 17,5 puntos en agosto.

Esto es reflejo de una serie de indicadores recientes, que muestran una desaceleración de los resultados reales de Alemania.

La producción industrial cayó 1,5% en el segundo trimestre. Los pedidos industriales también se contrajeron 0,6% en los últimos tres meses y en junio registraron su peor resultado en tres años.

Ante este panorama, “se prevé que el crecimiento en Alemania sea más débil de lo esperado en 2014″, advierte el instituto ZEW.

No obstante, hay que relativizar la importancia de este barómetro ya que es un indicador muy volátil.

“El ZEW ya ha dado señales erróneas en estos últimos años, por lo que su índice débil en agosto no es una señal fiable de un crecimiento todavía más débil en Alemania”, estima Ralph Solveen, analista de Commerzbank.

Según él, la confianza de los empresarios alemanes, que mide el barómetro Ifo a finales de mes (25 de agosto) será más determinante.

“El índice ZEW es útil para predecir cambios de tendencia de la trayectoria económica (…) pero es menos eficaz para hacerse una idea del alcance de este cambio”, explica por su parte Christian Schulz, economista del banco Berenberg.

Recuerda que el crecimiento en el segundo trimestre se va a ver penalizado por los efectos del calendario, con menos días trabajados que en 2013.

Alemania dispone también de herramientas para resistir los obstáculos coyunturales. La demanda interna es todavía bastante fuerte y el mercado de trabajo es estable, señalan los analistas.

“El crecimiento más alto en Estados Unidos y en otros mercados importantes debería más que compensar la debilidad del comercio con Rusia”, dice Christian Schulz.

A fin de cuentas, los expertos coinciden en que aunque está en entredicho el ritmo de la economía alemana, su salud no lo está.

“Aunque una nueva expansión (del crecimiento) parece probable en el tercer trimestre y después, el pico de la recuperación parece haber pasado ya” este año, concluye Jennifer McKeown.