En referencia a las tareas que les encomienda un profesor a sus alumnos para que las realicen en sus hogares, la académica de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello, Katherine Dinamarca, entregó recomendaciones a los papás de cómo deben actuar al respecto.

La académica explicó que hay papás “muy exigentes, generalmente muy exitosos, que esperan de sus hijos lo mismo”.

“Son aquellos que presionan en forma indirecta al niño y le hacen sentir que es valorado de acuerdo al rendimiento académico que obtenga”, expresó Katherine Dinamarca.

En el otro extremo, están los padres cuya propia vivencia escolar no fue adecuada, por tanto, transmiten a sus hijos lo mismo. `

“Estos entienden que el colegio no es importante, que es un lugar para divertirse y que la responsabilidad del rendimiento académico del niño es del profesor, por tanto, son padres que no apoyarán ni motivarán al niño a realizar actividades académicas”, dijo la docente.

También están los progenitores que trabajan todo el día y que dejan la labor de las tareas al colegio, a la nana, a la abuelita o al propio niño. “Son padres ausentes, que no lo apoyan y no lo acompañan en el proceso”, agregó.

Recomendaciones

Respecto a qué hacer, la académica subrayó que “no existen soluciones mágicas ni únicas, dado que todo dependerá de la dinámica familiar, del apoyo y participación de los padres en las actividades académicas y la proyección que hacemos de las tareas frente al niño”.

En este sentido, aconsejó “no mantener una actitud de estrés. Si es así, el niño aprenderá que hacer las tareas es estresante y una actividad poco grata. Lo mismo ocurrirá si se le castiga, terminará asociando las tareas a malos recuerdos lo que terminará por desmotivarlo y creará en el hogar una situación de descontrol, enojo y discusión. Es muy importante mantener una actitud adecuada, optimista y favorable frente a las tareas. El niño debe sentirse respaldado y acompañado en este proceso”.

Del mismo modo, “procurar un ambiente y ánimos relajados; es fundamental si queremos hacer de este momento algo grato”.

Igualmente, “establecer rutinas saludables dentro de la vida del niño. Que exista un horario para jugar, otro para ver TV, otro para comer y otro para dormir es saludable porque le estamos ‘ordenando el mundo. Le estamos enseñando que hay tiempo para todo y que es saludable realizar distintas actividades en el día”, dijo la experta.

También “transmitir a nuestros hijos el valor de la planificación. Si establecemos rutinas, el estudio y las tareas serán parte de la cotidianidad de la dinámica familiar, lo que se traducirá en que estudiar para una prueba o preparar una tarea se realice con tiempo, calma, sin prisa, con paciencia y dedicación transformándose en una actividad grata que en la que todos disfrutarán”.

“Es importante también, -dijo Katherine Dinamarca- saber reconocer cuándo la situación requiere de la intervención de un especialista (psicólogo, fonoaudiólogo, psicopedagogo, etcétera). El buscar y conseguir ayuda no significa que debamos desvincularnos de apoyar al niño en el proceso. Muy por el contrario, debemos estar muy cerca, siempre alertas e interesados en los que el especialista nos indique”, concluyó la especialista.