Una fila de más de un kilómetro se formó este jueves en las puertas de la sede social del club San Lorenzo, en Buenos Aires, donde hinchas pugnan por un boleto para la revancha por la final de la Copa Libertadores ante el paraguayo Nacional.

Las entradas para la revancha que se disputará el miércoles 13 en el estadio Nuevo Gasómetro, en el sur de la capital argentina, comenzaron a venderse el lunes, según los lugares requeridos.

Luego de empatar 1-1 la noche del miércoles en Asunción en la ida, los fanáticos del equipo del papa Francisco redoblaron el entusiasmo, convencidos de que esta vez no se les escapará la Libertadores, de la que nunca antes llegaron a la final.

“¿De qué hay que preocuparse? De lo de siempre, de sufrir. Pero el miércoles definimos la Final de la Copa Libertadores en casa; en el Pedro Bidegain (conocido como Nuevo Gasómetro), entre todos los cuervos”, señaló el jueves el portal oficial del club.

Según éste, en Asunción el equipo del DT Edgardo Bauza “jugó un partidazo y mereció llevarse la victoria. El 1 a 1 deja un sabor amargo, pero sólo por el resultado”.

Horas antes de la apertura de las boleterías en la sede social ubicada en el barrio de Boedo, ya se había formado un kilómetro de fila sobre las veredas de un barrio de clase media y casas bajas, vecino a la sede histórica del club y donde San Lorenzo está cerca de volver a tener su estadio.

Jóvenes, adultos, mujeres, con sus equipos para tomar mate y varios con sillas plegables para alivianar la espera e incluso carpas para pasar la noche, aguardaron la apertura de las boleterías, constató la AFP.

Para ver a su equipo en la final, los ‘azulgrana’ deben abonar entre 14 dólares, las más baratas, y 362 dólares, las más caras.

Con cada entrada, los hinchas reciben un “control pre ingreso”, sin el cual no podrán sortear las vallas de acceso ni acercarse a la zona de los molinetes previo al ingreso al Nuevo Gasometro el próximo miércoles, advierte el club.