Las fuerzas ucranianas seguían este lunes estrechando el cerco sobre Donetsk, principal bastión de los separatistas prorrusos del este, que siguen resistiendo y forzaron incluso la rendición de centenares de soldados, que al parecer están ahora en territorio ruso.

Los enfrentamientos, en los que murieron cinco soldados en 24 horas, complicaban la labor de búsqueda del centenar de expertos holandeses, australianos y, por primera vez, malasios, en el lugar donde se estrelló el vuelo MH17, en zona rebelde. Los trabajos comenzaron con retraso este lunes debido, según Kiev, a los movimientos de las tropas separatistas.

Esta tragedia, que dejó 298 muertos el 17 de julio, motivó nuevas tensiones internacionales y más sanciones occidentales que trajeron como consecuencia que los nuevos Boeing de una aerolínea pública rusa quedaran en tierra.

Las fuerzas ucranianas se comprometieron a no llevar a cabo combates en la zona donde se encuentran los restos del avión malayo, bajo control rebelde. Pero en el resto del territorio separatista, la ofensiva continúa.

Donetsk y Lugansk “son ciudades clave ocupadas hoy por los terroristas, en la que se encuentran la mayor parte de los terroristas y las armas, y sabemos que no será fácil liberarlos”, declaró el ministro ucraniano de Defensa, Valeri Gueletei.

“Estoy seguro al 100% que la victoria está muy cerca”, dijo en una entrevista con la BBC el domingo por la noche.

Un portavoz militar ucraniano pidió a los civiles que quedan en la zona que se marchen. Los insurgentes “saquean a la población local, llevan a cabo secuestros, se hacen con edificios y vehículos privados”, explicó Andri Lysenko ante la prensa.

Los civiles huyen

Donetsk se encuentra casi en estado de sitio. El ayuntamiento indicó que durante la madrugada de este lunes resonaron tiros de artillería, y mucha gente ha huido y continúa haciéndolo.

El Estado Mayor pidió a los separatistas que respeten el alto el fuego, para permitir la salida de civiles.

“Nos vamos porque es la guerra”, dijo Igor en la estación de Donetsk, acompañado por su madre y cargado con varios paquetes antes de partir hacia el oeste.

Kiev afirma que su estrategia es aislar a los insurgentes en Donetsk y Lugansk, no atacar la ciudad, ante el riesgo de combates particularmente mortíferos.

En Lugansk, el ayuntamiento, que advirtió el fin de semana sobre una posible catástrofe humanitaria, dijo ser incapaz de ofrecer un nuevo balance puesto que no funcionaban ni la electricidad ni las comunicaciones telefónicas.

La ONU cifra en más de 1.100 las personas muertas desde el inicio de la ofensiva ucraniana, sin contar a las víctimas del avión.

El ejército ucraniano reivindicó un nuevo avance a las puertas de Donetsk tras la toma de Iasynuvata, unos 20km al norte. En total, el ministro de Defensa cuantificó en más de 600 las localidades que las fuerzas ucranianas habían recuperado desde el inicio de la ofensiva. “Pero el mundo debe saber que Rusia toma represalias. Nada les detiene, somos blanco de tiros ocho veces al día desde territorio ruso”, denunció Gueletei.

Restos humanos repatriados

Moscú afirmó este lunes que al menos 400 soldados ucranianos operativos en el este del país se rindieron y fueron admitidos en territorio ruso. Un portavoz ucraniano indicó por su parte que los efectivos se vieron obligados a replegarse hacia un puesto fronterizo ruso debido a los combates.

Rusia lanzó además nuevas maniobras militares en las que estaban involucrados más de 100 aviones de combate cerca de la frontera ucraniana.

La OTAN, que llevó a cabo maniobras en los países vecinos de Rusia durante los últimos meses, alzó el tono el fin de semana contra la “agresión rusa” en Ucrania, y anunció la preparación de “nuevos planes de defensa”.

En el lugar en que se estrelló el avión, más de 100 expertos internacionales examinaban por cuarto día consecutivo los restos del Boeing de Malaysia Airlines, y recuperaron restos humanos que fueron trasladados este lunes a Holanda para su identificación.

Las sanciones europeas contra la economía rusa motivadas por el derribo de la aeronave se dirigieron entre otros contra Dobrolet, la filial de bajo coste de Aeroflot, que volaba hacia la península ucraniana de Crimea (que Rusia se anexionó en marzo). El domingo por la noche anunció que dejaba en tierra sus dos nuevos Boeing 737.

Como consecuencia del drama, el gobierno alemán bloqueó un amplio proyecto de equipamiento militar acordado entre el grupo de defensa Rheinmetall y Rusia.