En abril de este año, el Senado aprobó la nueva ley de regulación de videojuegos, bajo la cual se imponen restricciones en la venta de estos productos a menores, así como medidas que promuevan la orientación de los padres.

Una de las indicaciones más polémicas del cuerpo legal es la obligación de que todo juego de video vendido en el país lleve una etiqueta que cubra al menos el 25% de la carátula, extendiendo la clasificación impuesta por la Comisión de Clasificación de Software de Entretenimiento de Estados Unidos (ESRB).

Los fanáticos de los videojuegos reclamaron que esta medida era excesiva, toda vez que la clasificación ya está presente en un recuadro en la carátula de cada producto, además de obstruir la apreciación del producto.

En ese sentido y en vísperas del día del niño, esta semana comenzaron a verse en las vitrinas de las tiendas algunos de los primeros juegos en adecuarse a la nueva legislación. En ellos se ve cómo los juegos portátiles lucen etiquetas que tapan casi un tercio de la carátula, mientras que los de mayor formato para consolas de sobremesa, en efecto tienen un 25% de su superficie cubierta.

La nueva ley señala que quienes falten a la legislación, arriesgan multas de 1 a 50 unidades tributarias mensuales (UTM), es decir, entre unos $41 mil a $2 millones, además del decomiso de los productos.

Christian Leal | BioBioChile

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