El gobierno estadounidense no está preparado para enfrentar nuevas amenazas de ciberataques, potencialmente tan devastadores como los atentados del 11 de Septiembre, afirmaron el miércoles los autores de un informe oficial sobre la tragedia de 2001.

Una comisión independiente presentó en 2004 un informe de cerca de 600 páginas con numerosas recomendaciones para reformar el aparato de seguridad estadounidense con el fin de impedir nuevos atentados.

Diez años después de su publicación, los miembros de aquella comisión actualizaron sus recomendaciones en un nuevo informe, y señalaron las lagunas existentes en Estados Unidos para luchar, por un lado, contra los riesgos de ciberataques contra las infraestructuras del país (energéticas, de transporte, bancos) y, por otro, contra la piratería de la propiedad intelectual en las empresas.

“No hacemos lo que deberíamos para protegernos de los ciberataques”, explicó el miércoles durante una audiencia en la Cámara de Representantes Thomas Kean, expresidente de la comisión.

“Dado que el robo de información es invisible, los estadounidenses no se dan cuenta del desastre que eso representa”, dijo.

El nuevo informe cita a un exdirector de un organismo de inteligencia, para quien, “es como si estuviéramos en el 10 de septiembre en lo que atañe a nuestro preparación en materia cibernética”.

“El Estado se desenvuelve mucho mejor para protegerse a sí mismo y a sus sistemas que para ayudar al sector privado a protegerse”, opinó Jamie Gorelick, exmiembro de la comisión. “Ahí es donde somos más vulnerables”.

El Congreso y la Casa Blanca discuten desde hace meses una ley sobre ciberseguridad para mejorar la circulación de información relativa a ataques informáticos entre organismos federales y las empresas de sectores estratégicos. Pero esta coordinación sigue siendo por el momento optativa, en un contexto de preocupaciones sobre la confidencialidad de las datos personales.