El gobierno boliviano y policías de bajo rango, que cesaron una huelga para dar paso a negociaciones, instalaron este lunes una mesa de diálogo para discutir sus demandas salariales, informó una fuente de la protesta.

El presidente de los policías subalternos, Javier Quispe, dijo a la prensa que la reunión se realizará “por tiempo y materia, hasta encontrar una reunión positiva a nuestras demandas”.

Unos 35.000 policías de baja graduación abrieron un receso en su huelga, iniciada el jueves, para dar paso al diálogo.

Los policías, que reclaman la fusión de un bono a su salario básico mensual, se atrincheraron en sus unidades y se negaron a patrullar durante tres días.

El gobierno advirtió que no negociaría bajo presión y dijo que esa fusión supondría al Estado un gasto adicional de 160 millones de bolivianos anuales (unos 23 millones de dólares) que recién podrían programarse para el presupuesto de 2015.

Uno de los primeros escollos que debe superar la negociación es la baja del sargento Pedro Ticona, acusado por la jerarquía de liderar la protesta.

Esa sanción “es inconstitucional (..), se tiene que reconsiderar” al no haberse respetado los los procedimientos legales, sostuvo Quispe.

El ministro de Gobierno (Interior) y principal responsable del sector, Carlos Romero, se quejó por la protesta policial porque “entre los años 2006 y 2014 el incremento salarial acumulado [de los policías] llega a 65,8%”.

En junio de 2012 un violento motín policial de seis días llevó a la firma de un convenio salarial que, según los agentes, permanece incumplido.