Con una colección muy sexy de Versace y Jennifer López en primera fila, la alta costura inició este domingo sus desfiles otoño-invierno 2014-2015 que incluyen este año a diseñadores de México, Brasil, Perú y Venezuela.

El glamour y la sensualidad se dieron cita entre los mármoles de la Cámara de Industria y Comercio de París a dos pasos del Arco del Triunfo para el desfile de Atelier Versace. Minutos antes de que comience, la entrada de Jennifer López, despampanante en un vestido bustier blanco, alborotó a los fotógrafos.

Los trajes de fiesta de Atelier Versace, por lo general monocromáticos en negro, blanco o azules dejaron mucho al descubierto, como un modelo bustier negro brillante tan pegado al cuerpo como una malla de baño al que se superpuso un drape de seda lila.

Opulentos tapados en organza de seda y retazos de visón azul se enjoyan con cadenas de cristal creadas por la casa Swarovski para la colección. Otros modelos integran collares metálicos directamente al escote del vestido.

“La provocación consistió en eliminar cantidad de tela para acentuar la modernidad de la alta costura”, explicó la diseñadora Donatella Versace en una nota a los invitados.

Dos diseñadoras francesas

Además de Versace desfilaron las colecciones de dos creadoras francesas: Stéphanie Coudert, una modista de barrio que entró al club exclusivo de la alta costura, y Fred Sathal, ex diseñadora de vestuarios de ópera.

“Costurera particular” desde hace diez años en su tienda-taller de Belleville, barrio popular del norte de París, Stéphanie Coudert trajo una excelente demostración de la elegancia a la francesa sin caer en lo obvio.

Las modelos deambularon más lentamente de lo habitual, lo cual permitió apreciar mejor los cortes innovadores de esta primera colección “couture” de Coudert, descubierta por un industrial de la moda que apostó por su talento.

Su moda es femenina pero no sexy. Los vestidos son confortables y asocian elementos sport y sofisticados, con mezcla de texturas, del jersey al neopreno.

Tras ocho años de ausencia, la marsellesa Fred Sathal trajo una colección en 36 modelos totalmente bordada –anverso y reverso–, con abundantes lentejuelas y teñidos artesanales que juegan con la luz. Para los días de mucho frío, un increíble poncho compuesto únicamente por colas de zorro.

Esta semana y hasta el jueves, el programa oficial de desfiles incluye a las casas más famosas: Chanel, Valentino, Dior, Jean Paul Gaultier… Los desfiles se desarrollan con puestas en escena a veces deslumbrantes, en algunos de los edificios más bellos de la capital.

Paralelamente al programa oficial hay decenas de desfiles o presentaciones privadas “off”, entre los que figuran este año el brasileño Gustavo Lins, el mexicano Antonio Ortega, el peruano Alexandre Delima y el venezolano Óscar Carvallo.

La alta costura sólo desfila en París, dos veces por año, y reúne oficialmente a una veintena de miembros. Es una apelación protegida por criterios estrictos: los modelos deben ser obra del creador permanente de la casa y confeccionados en talleres de por lo menos 20 empleados.

Los vestidos demandan decenas o cientos de horas de trabajo y se venden por varias decenas de miles de dólares a mujeres que los estrenan en la alfombra roja de Hollywood, Cannes, o en fiestas privadas en Rusia, Brasil, Asia u Oriente Medio.

Para las grandes casas como Chanel o Dior, la alta costura es ante todo una vidriera que favorece las ventas del prêt-à-porter, que a su vez hace el marketing de perfumes y accesorios, especialmente las carteras.

AFP PHOTO / MIGUEL MEDINA

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