El traslado de 78 contenedores con armas y componentes químicos al carguero estadounidense “Cape Ray” concluyó este miércoles en el puerto italiano de Goiai Tauro, último paso para su destrucción en aguas internacionales.

El “Cape Ray” zarpó de Gioia Tauro “esta tarde hacia aguas internacionales en el mar Mediterráneo donde pronto comenzarán las operaciones de neutralización” de las armas, explicó el contralmirante John Kirby, portavoz del Pentágono, en un comunicado.

En total, se han traspasado 78 contenedores desde el carguero danés Ark Futura al navío estadounidense.

El traspaso de armas y su próxima destrucción son fruto de la adhesión de Siria a la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas en octubre de 2013 en el marco de un acuerdo rusoestadounidense que permitió evitar una intervención militar de Estados Unidos en Siria. Lo anterior, a raíz de las acusaciones de que el régimen sirio utilizó gas sarín en un ataque, dejando 1.400 muertos en agosto del año pasado.

Inicialmente, se había previsto que el 30 de junio se destruirían dichas armas, pero según Kirby el proceso de destrucción “llevará varias semanas”.

Según la Organización para Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), las operaciones podrían durar “hasta 60 días“.

Damasco se ha deshecho de 1.300 toneladas de agentes químicos. Sólo los componentes más peligrosos, considerados como “prioridad número uno” que forman parte de la elaboración del gas mostaza y sarín serán destruidos a bordo del “Cape Ray”. Según el Pentágono son unas 700 toneladas.

Las armas químicas serán neutralizadas a través de un complejo sistema electrónico que mezclará las sustancias hasta volverlas inertes.

Este proceso permite destruir los agentes químicos en más de un 99% y de reducir la toxicidad a niveles similares a los que se encuentran habitualmente en la industria.

Después se entregarán a empresas especializadas en el tratamiento de desechos industriales, al igual que el resto de agentes químicos sirios.

Transparencia e información

Las autoridades italianas reforzaron las medidas de seguridad para evitar cualquier incidente en el traslado de las armas.

“La transparencia y la información han sido nuestras pautas (…). Esta operación nos va a servir para adoptar buenas prácticas para el futuro“, dijo el ministro italiano para el Medio Ambiente, Gian Luca Galletti.

Las autoridades ordenaron reforzar las medidas de seguridad alrededor de Gioia Tauro. Todos los accesos al puerto quedaron cerrados a la circulación privada para impedir la entrada de toda persona no autorizada a los muelles.

Un helicóptero militar vigilaba el espacio aéreo, que también permaneció cerrado desde el 1 y el 3 de julio en un radio de 1,1 km de Gioia Tauro.

La población asistió “resignada” a esta delicada operación, según un alcalde de la zona. Pero los habitantes han criticado la falta de transparencia e información.

Un grupo de cerca una decena de personas se reunió el martes por la noche en forma sorpresiva en la localidad de San Ferdinando, la más cercana al puerto, para protestar contra la operación.

En enero pasado, el gobierno italiano recalcó que el puerto calabrés cumple con todos los requisitos para efectuar el traslado de material altamente peligroso según los códigos internacionales.

Según las autoridades, el puerto maneja al año más de 3.000 contenedores con sustancias tóxicas de alta peligrosidad.

En la operación participaron también 35 marines y 64 químicos del Centro Químico y Biológico Edgewood del ejército estadounidense.