Contagiosos y colectivos, así pueden transformarse los estados emocionales tan intensos como el que estamos viviendo en nuestro país a propósito de la derrota frente a Brasil y posterior eliminación del Mundial.

Al respecto, Rodrigo Gillibrand, Jefe de la Unidad de Psicotrauma del Hospital del Trabajador, explicó que al ser los chilenos miembros de un país con una identidad, gracias a la cual nos caracterizan ciertos aspectos como sociedad, estamos unidos y compartimos los grandes dolores y alegrías.

Es así como celebramos nuestros héroes viviendo al máximo los triunfos (deportivos y de otros tipos), que sacan lo mejor de lo nuestro, lo que nos emociona y une como patriotas. Solo tenemos que acordarnos de lo sucedido con los mineros de Atacama, con la clasificación al Mundial, cuando se supera la meta en la Teletón, etc.

Pero también compartimos los grandes dolores. Se trata de un sentimiento que involucra pena, rabia, impotencia y tantas otras emociones que se mezclan y que hemos sentido de una u otra forma y en distinta intensidad.

Gillibrand explicó que las emociones de por sí tienden a ser pasajeras: “la intensidad de la sensación va descendiendo de a poco y el recordar la derrota ya no genera el mismo nivel de emoción. Eso es lo que pasa de alguna manera con los duelos, el cual es un proceso ineludible. Se pierde un sueño y una ilusión. El duelo debe doler. En este caso, a medida que van pasando los días y seguimos en la cotidianeidad comentando y compartiendo los triste que fue la forma de perder vamos a ir creando nuevos sueños y proyectos, continuando con una amargura cada vez menor”, aseguró el especialista.

Pese a que el sentimiento de tristeza y frustración es compartido, puede haber algunas personas que tengan más dificultades en experimentar el proceso u otras que tengan por su personalidad mayores niveles de agresividad y rabia que se escapa de lo común. Otras, que puedan experimentar síntomas depresivos francos de días de duración, quizás por una vulnerabilidad en su personalidad. En estos casos, el siquiatra del Hospital del Trabajador llamó a estar atento.

Con respecto a los niños, Gillibrand dijo que ellos deben experimentar estas emociones ya que perder es parte del juego, no es un juicio moral. “Creo que lo mejor que se puede hacer con los niños es validarles también su pena y tomar como ejemplo la entrega de los jugadores, la convicción que tienen y el cómo se vuelven a parar y mirar el futuro”.

Otras recomendaciones para enfrentar este estado

- Si tiene pena exprésela, no es necesario combatirla. Esta tristeza es normal y tenemos que darnos el tiempo como sociedad y como individuos para vivir esta sensación… que ya pasará.

- Intente plantearse la idea de que pese a que en esta oportunidad se ha perdido, los mundiales son cada 4 años, el deporte da nuevas oportunidades y revanchas. Que tal como se puede estar en la gloria se puede caer estrepitosamente, y viceversa. Darnos cuenta de que éste es un proceso y que estas derrotas son un aliciente también a los futuros recambios y generaciones. Esta vez no se perdió como habitualmente se pierde.

- Tenga presente que mientras dure el mundial tendremos recuerdos a diario de todo lo que sucedió, de ese intenso partido y la emoción que nos produjo, de lo que se pudiera haber hecho para adelante. Pero con el pasar de las horas (días o semanas) la sensación irá desapareciendo.