La segunda industria exportadora nacional, que ha mostrado un ritmo creciente y constante, ¿tiene las condiciones para romper la dependencia que como nación tenemos del cobre?

Durante el primero gobierno de Michelle Bachelet se expuso tácitamente como “objetivo de estado” convertir a chile en Potencia Alimentaria. Como chilenos parecemos siempre resignados a convivir simultáneamente con la esperanza y la resignación. Para cada mundial tenemos la esperanza de ser campeones mundiales y la convicción que no lograremos superar los octavos de finales. ¿Se dará lo mismo con este objetivo?. ¿Qué tan convencidos están los actores de nuestra industria alimentaria como para convertir a este pequeño país, en territorio y población, en una potencia?

Iniciaremos una serie de entrevistas y artículos tratando de descubrir cuánto hemos avanzado en procura de este objetivo. Cuál es el rol de los diversos actores de esta industria. Cuánto es más allá de ser solo una industria exportadora de frutas. Cuáles son nuestras limitaciones y cuáles nuestras ventajas. Conversaremos principalmente con los pequeños empresarios; como veremos, a diferencia de la industria minera, la alimentaria es la sumatoria de pequeños actores.

Primero contextualicemos el tema.

Si bien la producción de alimentos procesados es de las mayores industrias a nivel mundial, su composición se caracteriza como una actividad de medianas y pequeñas empresas. De la mayor parte de los alimentos que consumimos a diario desconocemos su productor. Nuestro carrito de compra del supermercado jamás monopolizará una marca, ni siquiera la de un productor genérico. Y si vamos a los productos básicos simplemente el merchandising queda limitado a la más transparente exposición del producto y su precio. En definitiva, es una industria donde pequeños productores tienen una posibilidad cierta de participación.

Es un rubro que cada vez se complejiza más. El consumidor exige una alimentación sana y que su producción respete el medio ambiente. Pero como no tiene la capacidad de identificar la composición del producto que consume, endosa la responsabilidad al estado y éste convierte a la industria alimentaria en una altamente normalizada y regularizada, con una tendencia creciente en tal sentido.
Los altos volúmenes de consumo favorecen altos volúmenes de producción, que por la falta de diferenciación y facilidad de acceso alternativo son de bajo precio y de bajo margen. Por otro lado, en la medida que se impone la diferenciación sube el precio y el margen, pero comúnmente el volumen se reduce significativamente.

Favorece a Chile su capacidad de producción por sobre su demanda interna, lo que facilita la generación de su condición de país exportador. La riqueza productiva natural de nuestra tierra y mar permite producir muy por sobre lo que consumimos, pero al igual que la industria minera nuestra debilidad radica en una mínima industrialización del producto básico. Tal vez gozamos de una pequeña brecha por explotar: podemos colocar en el mercado internacional productos de alta calidad y de producción esencialmente natural. Para el 2013 la producción nacional de alimentos alcanzó los $ 37.500 millones de dólares, de los cuales el 56% se consumieron internamente y el 44% restante se exportó, es decir cerca de US$ 16.500 millones; como referencia, las exportaciones de cobre alcanzaron la suma de US$ 36.500 millones. Con estos niveles Chile se encamina a estar entre los diez primeros exportadores a nivel mundial.

El estado, ha jugado un rol significativo en el desarrollo de la industria. En el primer gobierno de Michelle Bachelet para su período presidencial se incorpora en las directrices del Ministerio de Agricultural hacer de Chile una potencia alimentaria mundial. En la declaración de visión, logros y desafíos del gobierno de Sebastian Piñera no se cita este objetivo como tal. Se enfatiza en la necesidad de contar con un “Mejor Estado”, donde los actores privados cuenten con las condiciones necesarias y convenientes para su ejercicio económico. Concluye su período con el envío al Congreso Nacional del proyecto de ley orgánica del Ministerio de Agricultura, Alimentos, Pesca y Recursos Forestales”. Proyecto que como una de sus primeras medidas, retira de trámite el nuevo gobierno de Michelle Bachelet y vuelven a citarse programas de desarrollo.

Como hemos dicho, procuraremos recoger diversas visiones de esta industria y conocerla mejor. No en vano, es la segunda industria exportadora de Chile y con menos atención mediática crece a un ritmo significativo e involucra directamente a muchos más chilenos.